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Perú, país invitado de la Feria Internacional del Libro de Tabasco

Fecha Publicación: 17/02/2024 - 20:20
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“¿Niño, quieres algo de mí?”, preguntó el poeta. “A Usted, señor, le admiro mucho”, respondió el niño con los ojos de asombro. El hombre sonrió, puso la mano derecha sobre su hombro, con la izquierda, le tocó el mentón y se fue. El pequeño lo vio hasta perderse.

Qué iba a imaginar José Santos Chocano que aquel infante era Carlos Pellicer Cámara, el poeta nacido en Tabasco, museógrafo y político, senador, autor de “Piedra de sacrificios”, “Práctica de vuelo” y “Esquemas para una oda tropical”, entre otros libros. Conocí la anécdota por el poeta Pedro Derrant, en febrero del año pasado, cuando visité por primera vez Villahermosa.

“El tiempo que nos une y nos divide/ frutal nocturno y floreciente día / hoy junto a ti, mañana lejanía,/ devora lo que olvida y lo que pide”, dice en uno de sus más célebres sonetos. Pues el tiempo, gracias al Lic. Guillermo Narváez Osorio, Rector de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, y a las autoridades de la UJAT, le entrega al Perú la posibilidad de otro encuentro con México, en su Feria Internacional del Libro, que tiene a nuestro país como invitado.

Del 11 al 16 de marzo, Villahermosa recibirá a una delegación conformada por los escritores Omar Aramayo (Puno), Cronwell Jara Jiménez, Luis Eduardo García (Piura), Alessandra Tenorio, Gabriel Rimachi Sialer (Lima), Sixto Sarmiento (Ayacucho) y el concertista de guitarra Coco Vega, quienes, con representantes de otros países, harán de la capital del Estado Libre y Soberano de Tabasco el epicentro cultural donde se realizarán conferencias, presentaciones de libros, recitales de poesía, seminarios y conciertos.

“La ciudad, con íntimo candor,/ bajo el rudo metal de una campana/ despierta a la inquietud de la mañana”, escribió José Gorostiza, poeta y diplomático nacido también en Villahermosa.

Emociona que esa ciudad, reciba ahora a nuestros compatriotas, abrace a nuestros nacionales quienes han hecho, de la literatura, aquel sacerdocio que, en un país como el nuestro, solo puede entregarnos la pulcritud del desgarro, la épica de una trayectoria forjada a mano propia.

“Y no era necesario decirlo./ El corazón sin que sea una lágrima/ puede sombrear las mejillas”, vaticinó José Carlos Becerra, villahermosino como Pellicer y Gorostiza. En noviembre pasado, la UJAT me entregó una hermosa lección: en lugar de celebrar su aniversario en torno a especialistas de la educación, lo hizo con un congreso de trova y poesía.

¿Por qué? Fue mi pregunta. “Porque la música y la poesía es el lenguaje del corazón y nosotros queremos llegar al corazón de nuestros alumnos”, fue la respuesta del Rector. Ahora que estamos en la cuenta regresiva para que empiece la feria, recuerdo la hospitalidad de los tabasqueños, su interés por lo que se escribe, su atención en cada recital, y me alegra mucho que esa calidez abrace pronto a nuestros escritores.

“Quiero tener azules las ideas,/ y en mis palabras el sonar de las mareas”, apuntaba Gorostiza. Villahermosa es un bello poema. “Trópico, para qué me diste/ las manos llenas de color./ Todo lo que yo toque/ se llenará de sol”, puntualiza Pellicer. A ese sol, a ese astro singular nos dirigimos.

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