Perú, sin ciencia no hay futuro
Las mayores economías, los países más desarrollados del planeta ocupan ese sitial gracias a la investigación científica, el desarrollo tecnológico y el capital. Y eso debe ser asimilado por los políticos del siglo XXI y los votantes desinformados que creen que basta la democracia, así a secas, para pasar de la miseria a la prosperidad en tanto se respeten el derecho al violento laberinto y al aborto.
Con esa democracia el Perú seguirá siendo lo que es, un país que sobrevive gracias a la venta de las joyas de la abuela que no son infinitas y que pueden pasar de moda (oro, cobre, litio, gas). ¿Qué nos quedará entonces? Nada.
No es casualidad que el mejor presidente del siglo XX, haya sido un ingeniero y matemático puro, como Alberto Fujimori, ex rector de la Universidad Agraria, gran conocedor del Perú, de su problemática y potenciales.
No llama tampoco la atención que el segundo gobierno de Alan García haya sido el mejor de lo que va del siglo XXI, alejándose de los dogmas socialistoides del Apra con sus tesis de “El perro del hortelano”. Grande debe haber sido, en su juventud, la influencia de notables científicos cercanos al Apra como Santiago Antúnez de Mayolo, Javier Pulgar Vidal, Mario Samamé Boggio o el doctor Fernando Cabieses, entre otros.
Y en el primer Alanismo se instaló la central nuclear de Huarangal que lleva el nombre Oscar Miró Quesada de la Guerra, promotor de “átomos para la paz”. Y Alan 1 estableció ese reactor justamente para la producción de radioisótopos para la medicina.
De cara a las elecciones de 2026 requerimos candidatos con conocimiento de las potencialidades ambientales del Perú, su biodiversidad, sus diversos pisos ecológicos y variedad de climas.
Es necesario, además, que las universidades públicas y privadas investiguen temas de utilidad para enfrentar las diversas problemáticas del Perú, actual y futura, en temas como energías alternativas, conservación de la biodiversidad y aprovechamiento adecuado del recurso agua, construcción de viviendas dignas en todo el territorio, una minería verdaderamente amigable con el ambiente, entre otras.
Hace más de tres décadas en Bélgica y Marsella, Francia, casi en paralelo se descubrió que los camélidos como la llama, la alpaca, la vicuña y el guanaco, y sus parientes el camello y el dromedario tienen los anticuerpos con menos pesos, de todas las especies, con unas cualidades que permitieron desarrollar un tratamiento para el mortal anthrax, y a partir de los cuales se están desarrollando una serie de fármacos contra enfermedades autoinmunes. Y ya se prueban tratamientos para el alzhéimer.
Una vez más el Perú es un pobretón espectador. ¿Por qué? Pues no se hace lo propio en el país. Va siendo tiempo que se entienda que la democracia no es una palabra mágica que erradica la pobreza, repetido una y otra vez, cual loros. Solo si va acompañada de investigación y desarrollo tecnológico servirá para algo.
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