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Perú, un país sin Fiscalía

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Fecha Publicación: 04/03/2022 - 22:50
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Las instituciones son fundamentales para que una democracia funcione, no bastan elecciones cada cinco años. En estos tiempos donde cada uno es un país y tenemos 33 millones de países que se manejan a guisa y antojo de cada quien, vale la pena recordar que, sin Congreso de la República, Poder Judicial, Fiscalía de la Nación, Jurado Nacional de Elecciones, Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo y FF.AA., solo somos una tierra poblada.

Si se observa la solidez moral de las instituciones mencionadas, concluiremos que la mayoría está enferma o peor aún sumamente politizadas. La arbitrariedad en los nombramientos, la corrupción interna, la descomposición existente nos sume en un panorama desalentador y sin futuro.

Algunos dirán la validación del golpe de Estado del ‘Lagarto’ Vizcarra por el Tribunal Constitucional (TC) demostró la podredumbre institucional en la que vivíamos, pero la Fiscalía de la Nación (FN) se lleva la peor parte en esta triste y penosa historia. También se la tumbó el ‘Lagarto’ Vizcarra y –por lo que vemos hoy– la desfondó.

Contribuyeron ONG falsamente connotadas antes de que apareciera el psicotrópico caso de Los Cuellos Blancos del Puerto.

Integrantes de estas ONG ‘prepararon la camita’ haciendo campaña contra la asunción del exfiscal de la Nación, Pedro Chávarry. Pidieron que el entonces titular: Pablo Sánchez se quedara. Juristas ellos, se zurraron, por conveniencia política, en el respeto a los acuerdos institucionales que designaban a Chávarry para ese cargo.

Luego, la ONG IDL capturó el caso Cuellos Blancos obteniendo información, presumiblemente, de Sánchez y el alto cargo que tenía. Pese al escándalo, Chávarry asumió, pero le hicieron tal campaña de demolición a través de un cogollo de medios de comunicación y politicastros que renunció. Con el referéndum de Vizcarra se creó la Junta Nacional de Justicia (JNJ), una institución politizada e inservible que se tumbó a tres fiscales supremos. El caso Lava Jato y la defensa de Odebrecht fueron el telón de fondo de este bombardeo institucional.

Como en la canción de los perritos, la Junta de Fiscales Supremos (JFS) se quedó con dos personajes: Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos. Esta finaliza pronto su mandato como Fiscal de la Nación. Gracias a la prensa le conocimos pellejería y media. Títulos falsos por doquier y ‘chats’ que la desenmascararon. Difícil continúe, solo queda que asuma Pablo Sánchez. ¡Patapúfete!

Desgraciadamente, en la Fiscalía aún duerme el caso Odebrecht. Los fiscales anticorrupción Vela y Pérez seguro preparan su futuro político. El único que concretó una acusación fue el fiscal Juárez Atoche, posibilitando el juicio a Ollanta Humala y esposa. Sin embargo, la Fiscalía tiene casos importantes como el de Karelim López-Pedro Castillo y carecen del respaldo institucional necesario.

Pablo Sánchez salvó al ‘Lagarto’ del caso Chinchero y Zoraida Ávalos pretendió librar a Pedro Castillo de sus trapacerías. ¿Qué pasará con la lucha anticorrupción, razón de ser de la Fiscalía? La situación es muy grave. La JFS, que toma decisiones sobre la institución, no existe. Y la JNJ protege a los corruptos. ¿Qué hacer?

El Congreso podría reorganizar el Ministerio Público para que la JNJ quede afuera, confiar en esta es necio. ¿Se repone a los separados injustamente? Cosa de juristas. Lo cierto es que el caos de la Fiscalía no puede continuar.

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