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Petróleo

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Fecha Publicación: 23/01/2022 - 22:55
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Lima, la Ciudad de los Reyes, recibió su 487º aniversario con un fatal suceso: el derrame de petróleo en las costas del Callao, precisamente en pleno verano caluroso; este hecho muy lamentable nos debe llevar a la reflexión acerca de nuestro papel como consumidores; quienes tenemos vehículo, periódicamente debemos recargar combustible, quejándonos por el alto precio de los hidrocarburos, imaginándonos una concertación de precios y no el vaivén del mercado petrolero global; decimos que nos preocupamos por la naturaleza pero seguimos consumiendo petróleo, en sus diversas formas, algo así como un autoengaño.

En los últimos tiempos escuchamos y participamos del diálogo acerca de energías renovables, biocombustible, vehículos eléctricos; sin embargo, el consumo del petróleo no ha disminuido, sino todo lo contrario.

La industria petrolera es un conglomerado de ingeniería, finanzas y muchos sectores más, que desde sus inicios ha tenido problemas pero que genera muchísima riqueza; con cada incremento de precios rechazamos su forma de obtener ganancias, pero no nos ocupamos de mejorar las reglas a fin de cambiar la forma en que operan, o simplemente a reducir nuestra dependencia y nuestro consumo de petróleo.

Observamos, por ejemplo, cómo se está utilizando políticamente el tema del derrame de La Pampilla, los medios de información y comunicación tienen material para un buen tiempo; por nuestra parte, miramos las imágenes y recién tomamos conciencia de nuestro papel en la gran cadena de suministro, recordamos que somos ciudadanos, que elegimos a nuestras autoridades, quienes actúan en nuestro nombre y en nuestra representación.

Es el momento de dejar la distracción y ponernos a trabajar en las verdaderas raíces del problema; hasta el momento estamos siendo reactivos en vez de ser proactivos, el consumo de petróleo sigue aumentando, a pesar del alza de precios.

En nuestra amazonía es muy frecuente el derrame, siendo la actitud de nuestras autoridades mantenerse ajenas al problema, las regulaciones ambientales no se cumplen a cabalidad, a diario mueren animales y plantas; es decir, el derrame ocurrido no es ninguna novedad, solo que esta vez ha sucedido en la costa del país, específicamente cerca del primer puerto.

Dejemos de autoengañarnos con la idea de tener un planeta verde sin reducir la cantidad de petróleo que usamos, la preocupación central debe ser reducir el petróleo, a toda costa; han surgido algunas alternativas en seguros, por ejemplo, que dan cobertura de acuerdo al kilometraje que se recorra con el vehículo, es decir, a mayor recorrido, mayor pago; por otro lado, se debe eliminar cualquier tipo de subsidio y encontrar mejores formas de transporte para los que menos tienen; alentemos la fabricación y comercialización de vehículos propulsados por energías limpias, así como cualquier propuesta que busque reducir el consumo de combustible fósil.

El derrame de La Pampilla nos ha demostrado que somos vulnerables, al igual que los demás seres vivos; que este suceso sirva para fortalecernos y actuar, pensando en quiénes somos realmente y qué queremos para las nuevas generaciones; el Estado por medio del Gobierno debe encontrar mecanismos para reducir significativamente el consumo de los derivados del petróleo, en forma gradual, dando tiempo a los ciudadanos para prepararse y para responder a ese cambio, creando una verdadera conciencia acerca de tan delicado tema.

Para lograr todo esto, debemos recordar que somos consumidores de hidrocarburos y no nos distraigamos por el ruido político o las imágenes aterradoras, centrémonos en las posibilidades “verdes”, bajando nuestro consumo y reduciendo nuestra dependencia de este combustible. ¡De nosotros depende!

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