Plan unidos

Se sentía, se comentaba, se anunciaba en el sector privado, aunque en el público no se reconocía el hecho de haber entrado el país en recesión económica. Como las percepciones con más que visos de realidad no pueden mantenerse eternamente como tales, fueron reconocidas desde el Gobierno Nacional a través del ministro de Economía y Finanzas.

El ministro en cuestión, ni corto ni perezoso, anunció un Plan de Reactivación Económica al cual denominó “Plan Unidos”, comenzando por señalar que la situación depresiva en lo económico se debe a la conflictividad social, al ciclón Yaku y al fenómeno de El Niño Costero, así como una fallida temporada de pesca de anchoveta, todo lo cual se agrava con el déficit hídrico.

Si bien las causas mencionadas son reales y objetivas, no son las únicas, dado que los temas económicos también tienen relación con temas subjetivos, como es el estado de ánimo de las gentes, la confianza o desconfianza del sector privado en relación con la conducción económica del país y las percepciones sobre el futuro del Perú, incluyendo el futuro cercano.

El ciudadano común y corriente percibe, y con razón, que desde el MEF se pueden hacer grandes esfuerzos por sacar al país del atolladero, pero su tarea es de planificación y de obtención de los recursos para ello, empero, la ejecución de las obras requeridas y de los programas sociales, no depende del Sector mencionado, sino de otros sectores de la administración pública, que teniendo el mismo nivel del MEF, aunque no necesariamente igual importancia, les compete la ejecución de las obras, y si es que no las hace, o las hace con retraso o sin la calidad debida, todos los esfuerzos del MEF se van al hoyo, como parece estar sucediendo con las obras de prevención del “Niño Global”.
Atendiendo a que todos los ministerios, tienen igual rango, es necesario que alguna autoridad de mayor nivel haga que lo que se planifique y se programe desde el MEF, tenga su correlato de ejecución en los otros ministerios. La autoridad en cuestión no puede ser otra que la presidenta de la República o el presidente del Consejo de Ministros, que tienen que estar, coloquialmente por cierto, con el látigo en mano y sin pestañear para hacer cambios cuando los titulares de los otros sectores no den talla.

Ya no bastan los anuncios como el del mejoramiento del SIMA como complemento a las nuevas facilidades portuarias que se están ejecutando, como tampoco el anuncio de simplificación de trámites y destrabar los proyectos de inversión que están paralizados. Tantas veces se ha repetido el discurso, pero de solo palabras, sin puesta en práctica, que la población desconfía. Hay que poner acción a la palabra y de una vez por todas tener en la PCM el látigo que fustigue a los remolones, reducción real de trámites y cierre de los organismos públicos que para justificar su existencia le ponen cabes a todo.

No está demás exigir a los otros Poderes del Estado medidas de austeridad, pues el hecho de ser dadivosos desde el Congreso con los fondos públicos es mala señal. Al actual gobierno debe también exigírsele su deslinde con el gobierno que lo antecedió, pues naciendo de ml, los inversores tienen sus resquemores, lo que no se les puede criticar ya que la confianza es indispensable para sacar al Perú del hoyo.

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