Plásticos y hábitos de consumo
Cada día nuestra actividad demanda el uso de envases, bolsas, cubiertos y diversos accesorios que, lamentablemente, por años han sido producidos de plástico. Todos estos implementos demoran en degradarse unos 100 a más años. Por ello, disminuir el uso de los plásticos en nuestros hábitos de consumo debe estar siempre presente.
Según informe de la ONU, limpiar los océanos tendría un costo anual de 13,000 millones de dólares, por ello existen iniciativas privadas y públicas que se dedican a educar a la sociedad para disminuir el uso del plástico.
También desde hace algunos años existen instituciones y personas comunes enfocadas en la limpieza de ríos y mares. Recordemos a los holandeses Tommy Kleyn o Boyan Slat; y al peruano Marino Morikawa. Tommy, cansado de ver a diario una parte del río Rotterdam sucio y lleno de desperdicios, comenzó él mismo a recoger todo lo que las personas tiraban. Luego subió sus fotos a Facebook y sus amigos y vecinos se involucraron pudiendo mantener esta parte del río limpio y concientizando a los pueblos de alrededor de lograr un mejor reciclaje de los plásticos.
Boyan, joven investigador que está al frente de “The Ocean cleanup”, propuso extender una gran línea o barrera en el mar para que la corriente marina empuje la basura hacia ella; su objetivo es al menos limpiar el área que está frente a Hawai y California.
En el Perú también existen estas iniciativas. Marino Morikawa, científico peruano-japonés, lanzó una cruzada de limpieza del humedal El Cascajo, en el norte de Lima, donde iba con su padre a pescar y a nadar con sus amigos. Este humedal fue contaminado por la acción del ser humano y por la aparición de una especie de lechuga acuática que hizo desaparecer la flora y fauna del lugar. Marino aplicó sus conocimientos en química y nanotecnología y rescató El Cascajo. Con el apoyo de la comunidad logró descontaminar el humedal en dos semanas y hasta allí volvieron más de 70 aves.
Pero el problema de fondo son los hábitos -envases de tecnopor, bolsas, botellas de plástico entre otros- que deben cambiarse. Cambio que debe empezar por la escuela enseñando que existen otras posibilidades: llevar su envase de vidrio, utilizar bolsas de tela o usar envases hechos de productos más naturales -como el bagazo de caña de azúcar, que ya existen en el mercado bajo la marca Qapac Runa- que se reutilizan, no tienen químicos y se degradan en 180 días.
El problema es el precio, que es ligeramente elevado frente al tecnopor o plástico. Por ello, la educación y la innovación van de la mano, solo falta difundirla para ayudar a conservar el medioambiente.