Poesía peruana contemporánea: dos generaciones
A la poesía peruana contemporánea se la ha dividido en generaciones por ciclos de diez años, de quince, alguna vez alguien intentó periodizarla vía otros conceptos, estuvimos muy cerca de configurarla en Baby Boomer (1949 a 1968), Generación X (1969 a 1980), Millenials (1981 a 1993) y Generación Z (1994 a 2010) y, así, ensayos de diversa índole.
Yo me atrevo a dividirla en dos grandes grupos: la generación de las tres décadas y la generación finisecular.
1/ LA GENERACIÓN DE LAS TRES DÉCADAS: Reúne a los poetas que empezaron a publicar en la década de los cincuenta hasta la década de los 70, a quienes cruzó, escrituralmente, en un primer momento, las vanguardias europeas y el coloquialismo inglés; filosóficamente, el marxismo, el existencialismo y, socialmente, la nueva configuración del país, la transformación de la ciudad a raíz de los desplazamientos migratorios. De allí que en un primer momento se afirmaron las poéticas de Romualdo, Rose, Valcárcel, Scorza, Ruiz Rosas, Delgado, Florián, Miranda, M.A. Corcuera, Germán Belli, Varela, Eielson, Sologuren, Salazar Bondy, Chariarse, Ferrari y Guevara, a quienes dividieron en puros y sociales.
Son ellos quienes inauguraron esa forma que dejó en segundo plano la tradición española y los formatos estéticos de siglos de construcción retórica que, el siguiente momento, permitió desarrollar las propuestas de Cisneros, Hernández, Heraud, Ojeda, Calvo, Martos, Bustamante, Corcuera, Cillóniz, Hinostroza, Lauer, Bejarano, Pérez Grande, Ibáñez, Aguilar, Paredes Carbonell, Aramayo y Curonisy. Propuestas cuya hegemonía de lo conversacional alcanzó su punto más alto en las obras de los poetas que, en los setentas, se reunieron en torno a Hora Zero, Estación Compartida y La sagrada familia.
Fue como despercudirse de toda intención retórica, para entregarle al poema el ruido de la calle, su argot, aquella música enjirafada al tímpano que, así como sinceró las emociones, alejó el oficio de alfarero al que se refirió Heraud, con la marcada excepción de los insulares Watanabe, Orellana, Mendoza Borda, Lázaro, Alarcón y La Hoz.
2/ LA GENERACIÓN FINISECULAR: Considero que fue “Faunas y Dioses”, de Jorge Eslava, ganador de El Poeta Joven del Perú, de 1980, quien anuncia la personalidad de la generación finisecular: se trata de la generación que sobrevivió a uno de los periodos más terribles del Perú y de la humanidad, la que fue testigo de una globalización que nos llegó de golpe, la revolución de las telecomunicaciones y el estertor de las ideologías. Surgió entonces Kloaca, pero también surgieron las poéticas del cuerpo, las poéticas de la violencia urbana, a inicios de los noventa con los grupos Neón, Noble Katerba, Ángeles del abismo, y, a fines, la vuelta al orden, a su pretensión lingüística, a la preocupación por el contenido y la construcción del texto con Inmanencia y el MCN.
Esta generación empezó a publicar a inicios de los ochenta y va hasta el recién inaugurado siglo XXI, con la eclosión de grupos literarios fundados en las universidades. Destacan: Eslava, L.E. García, Chirinos, Espezúa, Mazzotti, Herrera, Sandoval, Ruiz Rosas, Pollarolo, Silva Santisteban, Limache, Arrieta, Zapata, Dreyfus, Di Paolo, Alba, Berger, Santiváñez, De Ramos, Soto, Sarmiento, Portals, Novoa, Vega, Oliva, Zelada, Ildefonso, Ñaupari, Sarmiento, Marroquín, De Lima, Barbieri, Luque, Crisólogo, Varela, Carlos Irigoyen, Guerrero, Olivares, Díaz, Villacorta, Pimentel, Zegarra, Santiago, Pólack, Podestá, Quiroz, Sanz, Tenorio, Sánchez Barrueto, Valcárcel, García Godos y Zúñiga. Estos poetas cerraron el ciclo de la hegemonía del discurso de la generación de las tres décadas.
CODA: Dos generaciones, no más. Dos generaciones cuyos integrantes fueron cruzados por las réplicas de los mismos acontecimientos. Intentar seccionarlas, sería quitarles su dimensión histórica.
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