Por otra Lima
El escritor danés Hans Christian Andersen escribió: “Solamente vivir no es suficiente. Uno debe tener sol, libertad y una pequeña flor”. Lima, como todas las ciudades y distritos del país, necesita un alcalde capaz de darnos esa “pequeña flor”. Y para eso no importa si es de derecha o un comunista impenitente, porque en la gestión edil no hay espacio para la ideología sino solo para la sensibilidad, el pragmatismo y la decencia. Por ideologizar su gestión, Susana Villarán nos dejó una Lima peor y abrió las puertas a la corrupción trasnacional.
En pocas semanas elegiremos a nuestras nuevas autoridades ediles. En el caso de Lima, los problemas parecen irreversibles. No solo es la inseguridad, tampoco el tráfico ni la creciente miseria. Es todo eso y más, un producto de décadas de falta de planificación, mala administración y mala fe.
El conservacionista germano-venezolano Arturo Eichler, afirma que: “Una sociedad democrática puede ser arruinada por ciudades mal planeadas, con la misma facilidad que con el establecimiento de un régimen totalitario.
No hay campo para la participación ciudadana cuando el ambiente social es cada vez menos transparente”. Y Lima es sinónimo de insalubridad y mal planeamiento, todo eso propicia perturbaciones sociales, mentales, creativas y profesionales. Se priorizó abrir paso a los automóviles antes que a los paseos y parques arbolados para los vecinos.
Ciudades como Lima, y otras del Perú, son un fenómeno antiecológico.
Requerimos barrios sanos, seguros y amables, espacios para el desarrollo de la vida vecinal. La Lima del siglo XXI es sinónimo de violencia, pérdida de flora y fauna, amén de desaparición de sitios históricos. Los niños juegan en rincones parecidos al infierno, en basurales. La capital reclama un alcalde que no use su cargo para el avance político ni como trampolín a una posible postulación presidencial.
Lima es una condena gris, apolillada y violenta. Hay penumbra a pleno día por edificios que proliferan como la mala hierba, violando todo tipo de ordenanzas, alzándose demasiado en una ciudad cuyo larguísimo silencio sísmico anuncia ya que el próximo terremoto será devastador.
“La gran urbe -escribió el doctor Godofredo Stutzin, destacado abogado y ecologista chileno- ha sido comparada con un monstruo que consume diariamente cientos de miles de toneladas de agua, oxígeno, alimentos y materias primas, mientras que en el mismo lapso expele de su organismo la correspondiente cantidad de residuos, basuras y sustancias contaminantes”. Lima es ese monstruo que debe ser domado y transformado.
Adora Cheung y Sam Altman de la empresa estadounidense Y-Combinator, enfocada en diseñar y rediseñar ciudades dijeron en una entrevista: “El mundo está lleno de gente que no logra darse cuenta del gran potencial que tienen, en parte porque viven en ciudades que no les ofrecen las oportunidades y condiciones de vida necesarias para alcanzar el éxito”.
Un futuro mejor individual y colectivo pasa por elegir a quien apueste por otro tipo de ciudad.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.