Portazo al vóley
Siento escalofríos. Pensé que era el cambio de clima y el frío que comienza a hacerse presente. Me detengo porque además me golpean las tripas con unas feas arcadas y mirando atrás me doy cuenta que nunca imaginé tantas barbaridades en un deporte líder o, mejor dicho que fue líder, y que hoy sucumbe en los bajos fondos.
Somos quintos en el continente. Nos ha superado para no volver jamás a ese nivel Brasil. Argentina y Colombia mucho mejor, Chile nos pinta la cara. Superar este trance se parece a un cuento de algún político.
Es el resultado de leer unas declaraciones del brasileño Antonio Rizola, entrenador de mayores de la FPV en la que anuncia que varias jugadoras de renombrados clubes han decidido no aceptar la convocatoria a la selección nacional.
El brasileño que escupe sin temor señala que las jugadoras le dicen que “tienen otras prioridades” y que por ahora “no les interesa” formar parte de ese llamado.
Sin duda. Los tiempos han cambiado, que duda cabe, pero los valores son los mismos de toda la vida, cuando como ayer, hoy, mañana y siempre, no tendrá parangón la honda felicidad de vestir los colores de las selecciones nacionales, cuyo honor sobrepasa cualquier otro escenario que estas señoritas no llegan a darse por enteradas, y desdeñan con una miopía lacerante.
Con Manbo como director técnico esto no habría ocurrido ni por asomo. Su disciplina y mano de hierro hizo del vóley el primer deporte del país y no permitió tonterías ni engreimientos por parte de sus dirigidas. El rigor fue implacable. No se negocia, ni se tranza, Manbo sí que era un tipo donde no existían las negociaciones.
Y por añadidura cuando alguna jugadora dejaba el país y se iba al exterior para seguir su carrera era contra la voluntad del coreano. O cuando se enteraba de enamoramientos y matrimonios ardía Troya.
Angela Leyva es el caso de hoy. Sabiendo que se le necesita para recuperar todo lo que hemos perdido, solo sufrimos negativas y muestras de alejamiento, ella no ha aceptado volver a jugar por Perú. Caso ciertamente lamentable con explicaciones que ni ella se lo cree.
Así podemos afirmar que se desnaturaliza el deporte y sus acreditados laureles. Ello ocurre seguramente con los argumentos que esgrimen estas señoritas, que creen que “tener otras prioridades” es suficiente para echarle un portazo a vestir la blanca y roja o hacer lo mismo lo que sucedió años idos con Juan Reynoso y Jorge Olaechea, burlas históricas que no olvidamos, y que repite Alex Valera quien está a siglos de los anteriores.
Caprichitos de estrellas que siembran pésimos ejemplos en nuevas generaciones dejando una sensación muy desagradable por no valorar lo que significa llevar en el pecho la divisa nacional. Irrespeto por quien dirige la selección nacional, un entrenador como Rizola sin imagen, acaso con trayectoria en el exterior, no empoderado aquí en el país, que advertimos no se ha ganado el respeto de las jugadoras y es allí donde cada una hace lo que le da la gana.
Panorama desolador y sin salida a corto y mediano plazo. La federación con temas legales y deudas por resolver tendrá cabeza para hacer lo necesario y recuperar su autoridad es la pregunta. El universo de jugadoras mayores no es muy amplio. Perderlas en estas condiciones hace más oscuro nuestro futuro. Estamos hasta el perno.
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