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Presuntos implicados

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Fecha Publicación: 07/01/2022 - 22:58
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Pedro Castillo y su partido encarnan la cultura de la ilegalidad y de la podredumbre moral. Cuando el de Puña dice que luchará frontalmente contra la corrupción miente, porque para hacerlo tendría que pararse frente a un espejo y liarse a golpes con su propio reflejo. En apenas cinco meses está implicado en más de ochenta casos presuntamente delictivos; ésto sin mencionar que Perú Libre, su partido, tiene nexos con los narcoterroristas Quispe Palomino, del Vraem, y dinero de la coca podría haber financiado su campaña del odio de clases.

El dinero sucio es lo que aparentemente tiene tranquilos a los del lápiz. Se saben blindados por los cientos de millones de los dueños de la cocaína, protegidos por los remanentes de Sendero Luminoso y apoyados por los terroristas del MRTA. Todo esto se comprobaría –o podría ser desmentido– investigando; y tales pesquisas debieran comprender a las autoridades electorales, a los congresistas oficialistas cuya cercanía al narco y a terroristas Sendero son conocidas.
La ilegalidad vivida actualmente en nuestro país imposibilita una indagación adecuada de los presuntos delitos perpetrados por el presidente, su entorno y quienes le visitan en la casa de Breña, perteneciente a Alejandro Sánchez Sánchez.

Aquí no pasará nada: la propia fiscalía frustró y cerró el caso en que un testigo clave, Freddy Villarroel (alias comandante Sacha) iba rendir testimonio sobre los vínculos del partido de gobierno con los Quispe Palomino; más recientemente la Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, abrió investigación preliminar contra Castillo para cerrarla el mismo día y anunciar que procedería cuando éste dejara la presidencia. Es decir que recién en cinco años se investigará a Castillo, siempre y cuando los comunistas dejan el poder que saben nunca volverán a conquistar democráticamente.

Lo que continúa es la persecución política contra los líderes de la oposición, con el aplauso de los caviares que ya no saben cómo treparse al tranvía del sombrero y parasitar del Estado, su único modo de sobrevivencia.

La impunidad actual profundiza el círculo vicioso pobreza-corrupción-desigualdad y debilita a un Estado de instituciones cada vez más frágiles, en la era del virus de diseño del Partido Comunista Chino, el Covid-19.

La inexistencia de justicia en el país impide siquiera pensar en la posibilidad de desarrollo, crecimiento o progreso. “El pueblo” tan mentado por Castillo será el más afectado porque ningún programa social, contra la pobreza, a favor de las mujeres, del medio ambiente, de promoción del empleo y la vivienda, o lucha contra la pandemia, podrá ser exitoso inmerso en la ilegalidad que favorece solo a las redes mafiosas de toda índole.

Decía el economista y filósofo austriaco Ludwig von Mises que “No existe una amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de hombres incompetentes, corruptos o viles”; justamente lo que hoy padece el Perú: un régimen de inútiles y presuntos implicados.

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