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A promover el cambio, empezando por nosotros

Fecha Publicación: 15/01/2019 - 22:00
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Con mucha expectativa, el 1 de enero se dio inicio a la gestión de las autoridades locales y regionales elegidas democráticamente el pasado mes de octubre. Y ante los múltiples problemas que cada nueva autoridad deberá afrontar, solo hay dos opciones: quejarse de la herencia que han recibido o empezar a trabajar muy fuerte para revertir cualquier situación difícil que se les cruce en el camino.

El camino más fácil es echar la culpa de todo a la anterior gestión, pero ello no constituye ninguna solución e incluso resulta contraproducente para la nueva autoridad, pues si el objetivo es marcar la diferencia, está obligado a ser mucho más eficiente y transparente que su antecesor. Si no lo es, los ciudadanos lo advertirán muy pronto, pues ellos eligen a una autoridad para que solucione los problemas, no para que se los explique. Además, serán los órganos de control los que determinen responsabilidad por los errores o deficiencias de las anteriores gestiones.

Los temas por resolver son sumamente complicados y, de hecho, cuatro años resultan muy cortos para resolver problemas cuyos orígenes se remontan a varias décadas atrás y cuya solución supera la limitada competencia municipal: la pobreza extrema, la inseguridad ciudadana, la informalidad en el comercio, en el crecimiento de las ciudades y en las edificaciones, el caos del transporte y la falta de respeto a la autoridad municipal, son asuntos que deben ser afrontados por los nuevos alcaldes y sus equipos. Sin embargo, todos debemos ser conscientes de que la solución no les corresponde únicamente a ellos.

Aquí hay una gran dificultad, pues siempre resulta antipático decir la verdad y hacerle ver a algunos vecinos que muchos de los problemas los originan ellos mismos. Por ejemplo, un joven drogadicto o delincuente tiene una familia que debió velar por ellos antes que cualquier autoridad; muchos servicios son deficientes porque hay vecinos que no tributan; mucha basura que contamina nuestras calles es arrojada por personas después que pasa el camión recolector; miles de personas hacen negocio en medio del desorden y la contaminación. Y la lista puede ser interminable.

Muchas cosas cambiarán en nuestras comunidades el día que impere el respeto a los demás y dejemos de lado la criollada. Eso depende de todos, no solo del alcalde o el gobernador regional. Está muy bien exigir cambios a las nuevas autoridades; estará mejor si, además, empezamos por cambiar nosotros.