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Punto de inflexión

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Fecha Publicación: 11/07/2020 - 20:40
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La evidencia que se ha acumulado sobre los endebles que son los resultados que arrojan las pruebas rápidas para detectar el CoVid-19 nos han traído hasta este momento: ha llegado la hora de tomar una decisión y requerimos -como país- que el presidente Vizcarra, citando su propio balance, esté a la altura de la Historia. Toda la estrategia sanitaria de protección a los peruanos y, desprendiéndose de esta, todas las políticas públicas de reactivación económica se están basando en las proyecciones que el Estado dibuja sobre la data que se tiene. Y la data que se tiene es espuria. Es falsa, simplemente. El Gobierno necesita enmendar el camino, reconocer su yerro en el uso esencial de este tipo de pruebas (y de esa calidad: compramos las peores) y cambiar el rumbo.

Si no tenemos certeza sobre la penetración del virus, el número real de contagios y las muertes que la pandemia ha ocasionado en el Perú solo agudizaremos la crisis sanitaria, lo que llevará al Gobierno a tomar -como ya lo han señalado- medidas más drásticas de confinamiento que ya hemos visto que no funcionan. Y no podrían funcionar. No es cuestión de saber mucho o poco de epidemiología -aquí no se sabe nada-: es cuestión de estrategia. ¿Cómo podemos combatir a un enemigo que no conocemos? No sabemos qué tan fuerte es, dónde está, qué daños no está causando y hacia qué zonas se mueve la crisis. Cuando en otros países se habla de “cuarentenas inteligentes” se hace alusión, exactamente, a eso. Es el insumo que han usado todos los países que han prevalecido.

Supongo que será durísimo para el Gobierno este viraje pues supone asumir que todo lo obrado hasta ahora se ha hecho sobre bases inexactas -lo que acarrea el peso de las responsabilidades que tocan-, pero si no se hace de inmediato, la pandemia en el Perú no va a poder ser contenida y los estragos que va a causar en términos de vidas va a ser inconmensurable. Al mismo tiempo, nuestra Economía, ya comatosa, va a colapsar. Así que esta es una decisión que no puede esperar ni un día más. Se necesita a un estadista, no a un presidente de turno. Y el señor Vizcarra ha dicho que él espera el juicio de la Historia. Quizás debe recordar que la Historia también lo espera para sentarlo en el banquillo, como a todos los que beben del poder, y no habrá demagogia ni discurso populista que pueda aplanar el daño irreversible que está haciéndose al Perú.

Nadie puede responsabilizar al Gobierno por la llegada de la pandemia. Pero sí por su gestión. Y hasta ahora no se me ocurre cómo podría haber sido peor en términos de gestión. Basta con escuchar a los expertos. Con el corazón en la mano, y estoy seguro de que acompañado de millones de peruanos que hoy sufrimos -ya esta pandemia canalla nos ha golpeado a todos- sugiero al Gobierno dar un paso al frente y cambiar de estrategia. Y si eso requiere aceptar un error pues que se haga. Es lo único que queda por hacer para salvar al país de las fauces de una crisis que podría ser la más grave de nuestra Historia si no se toman las medidas urgentes de cambio y sinceramiento en el diagnóstico de una vez.