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Mijael Garrido Lecca

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Cada quien tiene derecho a sus propias opiniones, no a sus propios hechos. Señalar que la Constitución del 93 y la apertura en los mercados que esta trajo consigo ha sido lesiva para el Perú es un ejercicio terraplanista.

El nivel de nuestros candidatos es famélico, por decir algo. Es, a la vez, el nivel de nuestras agrupaciones políticas que representan a la sociedad. Así, el problema está mucho más cerca de nuestras puertas de lo que nos gustaría.

Este último quinquenio ha sido un vendaval. Los enfrentamientos entre el Congreso y el Ejecutivo convirtieron a la incertidumbre política en una constante que terminó teniendo como resultado un mayor estancamiento económico (que se heredó del gobierno de Humala).

Hoy, la posibilidad de que el Estado peruano complemente los esfuerzos que viene haciendo el Gobierno por traer vacunas al país podrían perfectamente verse complementados por el apoyo de empresarios privados.

Semanalmente, quienes tenemos un espacio de opinión buscamos tener alguna idea innovadora y una forma distinta de plantearla. Es un constante zarandeo de las palabras para buscar transmitir una opinión que -por más que nuestra autoestima se rehúse a aceptarlo- será, con suerte, olvidada en unos días y no serán más que palabras echadas al aire.

Que el vacado era traidor lo sabíamos todos y lo denunciaban públicamente las víctimas de sus varias traiciones. Que el ingeniero Vizcarra era un hombre de moral distraída era meridianamente claro para todos aquellos que no quedamos cegados por la caleidoscópica luz de su prensa alquilada.

Uno de los mayores aciertos -negarlo es casi terraplanista- del plan de reforma que Alberto Fujimori echó a andar en sus primeros años de gobierno fue la creación de Cofopri: un organismo, que hasta hoy funciona (aunque sin los bríos iniciales), diseñado para formalizar la propiedad inmueble.

El tiempo cubre, con su paso silencioso, errores, vergüenzas y antiguos pudores.

Haya de la Torre, en mi opinión -poco objetiva, sin duda- el pensador peruano más importante del siglo XX, planteó a través de su óptica, dinámica, por cierto, la posibilidad de colocar al Perú entre los dos modelos cuyo antagonismo dio forma a la Historia de nuestra civilización durante el siglo pasado: ni con Washington, ni con Moscú.

A la poco feliz práctica de llamar terroristas a quienes son de izquierdas ha sido rotulada como “terruqueo”. Es de una pequeñez moral sin nombre, por un lado y es al mismo tiempo bastante estúpido, por otro. Cuando alguien realmente merece el calificativo de terrorista esta constante erosión del contenido peyorativo del término le quita fuerzas.

A comienzos de este año, todo era felicidad. El ingeniero Martín Vizcarra había descifrado que podía gobernar el país fácticamente. Nos había prometido mil colegios, ochenta hospitales y un año auspicioso para la Economía. Solo muy lejos, en la ciudad de Wuhan -en la China- se empezaban a escuchar rumores de un nuevo tipo de coronavirus altamente contagioso y letal.

El vacado ingeniero Martín Vizcarra, además de estar siendo señalado como un coimero consuetudinario se encargó de llevar a cabo la peor gestión de la crisis que la covid-19 generó en el mundo.

Después de la reforma agraria, ese importante sector de la producción nacional quedó devastado. Bajo ninguna lógica de desarrollo económico puede esgrimirse argumento alguno que sustente virtudes a ese proceso.

El ex congresista Salaverry traicionó a su bancada y decidió unirse a un pequeño grupo que complotaba para lograr vacar al presidente por acusaciones de corrupción. Salaverry tuvo éxito en su empresa y el Embajador peruano en Canadá tuvo que apurarse para conseguir un vuelo a Lima: el presidente había renunciado y le tocaba a él asumir la presidencia.

Quienes creemos que la vacancia del señor Vizcarra sucedió dentro de los cánones constitucionales no debemos renunciar al esfuerzo que interpretar nuestro país significa: miles de jóvenes están marchando con una pasión que pocas veces se ha visto. A algunos ese despertar de la conciencia política y de la participación cívica de una nueva generación -la mía- los aterra; no es mi caso.

Hace unos años se cambió la primera estrofa del himno nacional por la sexta. Intérpretes del pundonor nacional encontraron vejatorio para los peruanos entonar un cántico que nos describe como un pueblo incapaz de alzar la frente y -si es que no se nos grita libertad desde las costas- está condenado a arrastrar ominosas cadenas.

Este lunes, el Congreso de la República debatirá si admite a trámite el nuevo pedido de vacancia contra el señor Vizcarra. Las opiniones a favor y en contra de que el Presidente se mantenga en Palacio han aparecido en todos los tonos desde la opinión pública. Nunca antes un presidente en ejercicio había tenido tantos y tan abrumadores indicios de corrupción en su contra.

Como una guía para los trabajadores, se presentan 3 ejemplos referentes al derecho jubilatorio regido por el Decreto Legislativo N° 19990.

Los dos primeros son en base a las Remuneraciones Mínimas Legales que han estado vigentes desde el año 1990 hasta hoy.

Uno es correspondiente a la ONP y el segundo a las AFP.

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