ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

¡Qué habremos elegido!

Fecha Publicación: 26/01/2020 - 21:00
Escucha esta nota

Aunque hoy algunos estén obsesionados, calculadora científica en mano, por confirmar cuántas curules le corresponden a cada partido o movimiento político, para recién predecir cuál será el comportamiento del nuevo Congreso en el juego de contrapesos con el Poder Ejecutivo, lo cierto es que será INTRASCENDENTE a la luz de una evaluación histórica.
El “peso político” del nuevo Congreso primero debe evaluarse por las “figuras” que han llevado los partidos o movimientos políticos. ¿Fueron los más conspicuos representantes de la sociedad? ¿Son garantía de probidad, ética y experiencia? ¿Pasaron todos los filtros de control exigidos por la ley y la ciudadanía? ¿Saben exactamente qué propuestas legislativas trabajarán para contribuir a la reforma política y blindar a las instituciones del control de las mafias que hoy la acogotan? ¿Tienen alguna idea de cómo reformar el sistema electoral, mejorar la representatividad de los partidos y generar mayor participación ciudadana en las decisiones de las políticas públicas?

El segundo factor para calcular el “peso político” del nuevo Poder Legislativo es la correlación de fuerzas en su interior. La mayoría de partidos y movimientos que conforman el nuevo Congreso NO han apoyado la controvertida decisión del actual jefe de Estado para disolver el anterior. Y lo peor, esa nueva mayoría blindó sin mayor sangre en la cara a los que hoy están procesados por corrupción. ¿Alguna esperanza que la “sangre nueva” en el Legislativo limpie el desastre inmoral de sus antecesores?

Esta nueva correlación de fuerzas ejercerá obviamente una férrea presión al Ejecutivo, pero serán golpes tibios al plexo. El juego de choque prevalecerá, habrá escaramuzas y posiblemente censura de ministros, pero la nueva temporada de elecciones presidenciales pondrá curitas a las heridas y charcot para el dolor. Más bien, el Congreso será utilizado como plataforma electoral para la campaña política del 2021; la presión de los lobbies aumentará ferozmente para cuidar intereses mercantilistas que seguirán dominando los Pasos Perdidos; así como se reforzará el blindaje a los hermanitos y compadritos, evitando que la justicia actúe con esperanzado rigor.

Al término de la corta vida del Congreso, la mayoría de peruanos ni siquiera sabrá cuántos partidos lo conformaron, ni a quiénes finalmente eligieron un domingo 26 de enero de un año para el olvido. La administración Vizcarra sólo será recordada por disolver el Congreso y todas sus buenas intenciones de intentar mejorar las condiciones de vida de la población y reactivar la economía serán arrasadas por el enorme huaico de la impericia en la gestión de un abigarrado Estado, elefantiásico y poco funcional.