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¿Qué Navidad celebras?

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Fecha Publicación: 23/12/2023 - 22:20
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La Navidad ha olvidado el mensaje del nacimiento del niño Dios hecho. Todo brilla con adornos extravagantes y la gente compra, olvidando a los miles que no tendrán ni un pan para llevarse a la boca en Nochebuena.

Queremos paz y a los niños se les regala consolas para videojuegos que consisten en asesinar virtualmente a los del bando opuesto. A las niñas se las cosifica con maquillajes, esmalte de uñas y ropas inapropiadas para su edad. ¿Qué manera de adorar al Cristo es esta?

Nadie conoce ya el origen del nacimiento colocado como un adorno cualquiera. Aquí resumo para que lo compartan antes que la lengua se trabe por tanto brindis. San Francisco de Asís creó el primer nacimiento en 1223, en Greccio, Italia.

En una gruta escenificó el nacimiento del niño Dios; con permiso del Papa Honorio III, y la ayuda de los parroquianos logró una escena viviente. La tradición se difundió rápidamente por los conventos franciscanos. Hacia el siglo XV, un napolitano creó figuras de barro para armar un nacimiento, y la práctica se fue extendiendo por el mundo.

En 1980, a los pocos días de cumplir 19 años, llegó a mis manos una columna –que aún conservo– de Gabriel García Márquez publicada en El País, el 24 de diciembre. Retrata magistralmente, como lo hizo antes Margarite Yourcenar, en qué se ha transformado la Navidad.

Gabo escribe: “Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos y fuegos de artificio, tantas guirnaldas, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2,000 años en una caballeriza de miseria, millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran”.

Cuatro años antes, en 1976, la extraordinaria escritora belga Marguerite Yourcenar (1903-1987), la primera mujer en acceder a la Academia de la Lengua Francesa, escribió el ensayo “Glosa de Navidad”, incluido en su libro “El tiempo, gran escultor”. Resumo sus reflexiones:

“La época de las Navidades comercializadas ha llegado, para la mayoría de los que celebran estos días, la gran fiesta cristiana se limita a dos ritos: comprar de manera compulsiva objetos útiles o no, y atracarse o atracar de comida a las personas de su círculo más íntimo.

No soy católica (salvo por nacimiento y tradición), ni siquiera cristiana, pero todo me lleva a celebrar esta fiesta tan rica en significaciones (que) celebra un nacimiento, y un nacimiento como debieran ser todos, el de un niño esperado con amor y respeto, que lleva en su persona la esperanza del mundo. Es la fiesta de una raza despreciada y perseguida, puesto que el Recién Nacido es un niño judío”.

Adoremos a Cristo dándole de comer al hambriento y dejémonos hipocresías.

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