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¿Qué nos jugamos en octubre?

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Fecha Publicación: 26/07/2022 - 22:40
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Mientras la captura del prófugo ex secretario general de Palacio, Bruno Pacheco, roba los titulares en la semana de Fiestas Patrias; la contienda electoral convocada para el 2 de octubre de este año, y donde se elegirán a los alcaldes distritales, provinciales y gobernadores regionales, parece aún no entrar del todo en la agenda pública. El desconocimiento de los candidatos es generalizado, y los peruanos parecen decepcionados de la política en general. Sin embargo, esta despreocupación traerá un círculo vicioso: creyendo que ‘todo está perdido’, el Perú podría perder aún mucho más. No olvidemos que la fuente de poder del partido que colocó al ‘ocupante de Palacio’ provino de consolidar su posición en estos espacios. Las autoridades subnacionales son agentes clave en la posición estratégica de cualquier movimiento político que desee ser exitoso en el mediano y largo plazo.

Por si el factor político fuese poco, en cuanto a resolver la ineficiencia del Estado peruano, y la pésima gestión pública de nuestras autoridades, estas elecciones son vitales.

El margen de maniobra está en las municipalidades y gobiernos regionales, en mucha mayor medida de lo que se suele creer. El 67% de todo el dinero destinado al mantenimiento y conexión de agua potable y alcantarillado en el Perú es controlado a este nivel (60% por municipalidades). El 50% de los fondos públicos para la salud de los peruanos, que permite la inversión en hospitales y equipamiento médico, también (48% por gobiernos regionales). Y nada menos que el 64% de todo el presupuesto educativo, para la construcción de nuevas escuelas y la administración de centros educativos, estará en manos de las autoridades que elijamos en octubre de este año (57% en manos de gobernadores regionales).

Para terminar de describir el drama de la administración pública en el Perú, todos estos recursos están en las peores manos posibles, según la propia apreciación de la ciudadanía. Antes de la pandemia, el 46% de los peruanos consideraba que la gestión del gobierno nacional era buena o muy buena; mucho menos que en el caso de las municipalidades (32%) y ni hablar de los gobiernos regionales (25%), según datos del INEI. Es decir, buena parte de los recursos en los sectores con mayor impacto social, dependen de los peores gestores que tiene nuestro estado; no es de extrañar el descontento con la clase política. Tras la hecatombe generada por el ingreso de la covid-19 en el Perú, la opinión para estos tres niveles de gobierno se ha igualado para abajo: ahora sólo 31% aprueba la gestión del gobierno nacional, 27% de las municipalidades y apenas 19% para los gobiernos regionales.

¿Qué hacer? En primer lugar, informarse respecto a su distrito y región de manera adecuada; si su autoridad no ha participado de los problemas reales de su comunidad, si nadie lo conoce, si las cosas siguen igual, no vote por su partido. Debido a que no existe reelección, desde el 2015, hoy los partidos que gobiernan se ven obligados reelegirse a través de una alternativa diferente; la única manera de castigar a una autoridad que no hizo bien las cosas es no votar por su partido. El siguiente punto es informarse de la hoja de vida y del plan de gobierno de su candidato a través del Jurado Nacional de Elecciones. Y finalmente, debemos apoyar la iniciativa de Patricia Juárez, quien ha planteado un proyecto de ley para restablecer la reelección de estas autoridades; sin esta, no existen incentivos para los alcaldes y gobernadores de ganarse a la población.

Porque la única manera de confiar en los políticos es confiando en sus intereses; si dependemos de su buena voluntad, partimos mal. Tómese en serio estas elecciones, si cree que ya todo está perdido, se equivoca: siempre se puede caer más.

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