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¿Quién recoge el pañuelo?

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Fecha Publicación: 05/12/2021 - 22:52
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Como sabemos el Congreso entrará en receso a partir de los diez últimos días de diciembre hasta el 1 de marzo. Si bien el receso es un periodo en el cual no funciona el pleno del Congreso, pero sí la Comisión Permanente y las comisiones, es un espacio interesante para que el Gobierno trabaje sin la presión del Parlamento.
El receso parlamentario existe desde hace siglos en el mundo y ha estado siempre en el funcionamiento del Congreso del Perú como un periodo de “descanso” de las actividades parlamentarias, pero no de inacción.

Debemos tener presente que la Comisión Permanente tendrá funciones legislativas adicionales a las que la Constitución y el Reglamento le establece, pero el receso también debe ser interpretado como el espacio que el Gobierno necesita para poder trabajar sin las presiones del Congreso sobre el control político y la fiscalización, ya que, al no haber pleno, por ejemplo, las mociones de interpelación y las invitaciones a los ministros cesarán, entre otras funciones exclusivas del máximo órgano congresal.

Este enfriamiento de actividades parlamentarias abre un espacio interesante para el Poder Ejecutivo, para tener un poco de calma, sobre todo en las actuales circunstancias políticas que vive el país. Los plazos para procesar la vacancia presidencial en trámite, y la segunda posible moción de vacancia que podría presentarse dado los acontecimientos en la casa de Breña, podrían alterar el receso parlamentario. Además, debe tenerse en cuenta que existen proyectos de ley importantes para el Poder Ejecutivo como el de la delegación de facultades en materia tributaria que debe ser aprobado por el Congreso y no por la Comisión Permanente. Adicionalmente el Congreso que prácticamente es de oposición al gobierno, tiene una agenda política ante la cual el receso no le resultaría favorable.

En suma, el receso parlamentario no es del todo estratégico en las actuales circunstancias políticas y podría ser materia de evaluación de las bancadas parlamentarias. Es cierto que existe la posibilidad de la convocatoria a legislatura extraordinaria por el presidente de la República, una nueva ampliación de la legislatura y una autoconvocatoria, pero, esta última, con una agenda fija que resultaría poco viable ante las eventualidades políticas y porque debe ser solicitada por lo menos con 78 parlamentarios que representan los tres quintos de acuerdo con el artículo 50 del Reglamento del Congreso. En resumen, ¿debe o no debe haber receso? Veamos quién recoge el pañuelo.

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