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Razones de la protesta social

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Fecha Publicación: 18/01/2023 - 23:10
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Tildar de terroristas a los ciudadanos que están protestando, sólo porque han infiltrado operadores violentistas, pretende reducir la legítima protesta social a irracionales actos de violencia que ponen en peligro el orden público.

Puesto así en los titulares de los medios, el mensaje que se busca promover es de rechazo a la protesta de “indeseables sujetos impregnados de ideología senderista”, que han desencadenado frases de odio que revelan una peligrosa discriminación social y racial.

“La indiada”, “cholos ignorantes”, “terrucos”, “los que no se bañan”, “rojos de tal por cual” (adjetivos irreproducibles), “comunistas”, “delincuentes terroristas”, son los apelativos con que los adustos señores de Lima, “muy limpios ellos y educados”, han usado en estos días para denominar a los peruanos que se han levantado a protestar contra la Injusticia, pidiendo algunos que “deberían meterles un balazo en la frente”.

Consternación es lo menos que producen estas lesivas frases, que revelan además desconocimiento de la realidad nacional y del impacto de la geopolítica internacional en el uso de los gobiernos de izquierda y derecha para sus fines de dominación y disposición de nuestras riquezas naturales.

Los que enaltecen el modelo fujimorista y su inefable capítulo económico de la Constitución del 93, o son dramáticamente ignorantes de cómo este modelo fue impuesto por la élite globalista contando con diligencieros nacionales como Hernando de Soto y Rafael López Aliaga, asesorando a Fujimori, para tomar dominio de la economía del Perú; o, son agentes financiados por la élite para jugar el rol de defensa del modelo, mientras la élite misma financia al Foro de Sao Paulo para generar el conflicto izquierda-derecha y poder avanzar en la imposición del Gobierno Mundial y su agenda de exterminio 2030, destruyendo nuestra nación.

“La indiada”, señores, son CIUDADANOS PERUANOS, hartos de vivir en la miseria, en tanto las transnacionales les roban los recursos de su tierra, hartos de esperar el cumplimiento de promesas, de ver morir a sus hijos de frío con los pies descalzos, y con los pulmones llenos de plomo y la sangre de arsénico, mientras los políticos de turno cuentan los billetes que les pasan bajo la mesa.

En los últimos meses les han quemado sus pastizales, su ganado, sus sembríos, y les han fabricado sequía artificial, algunos han sido quemados y han muerto por tratar de apagar los incendios provocados desde helicópteros para producir hambruna, nadie ha salido a defenderlos.

Clamar por Justicia no es delito, denigrar este clamor para justificar un genocidio es un crimen de lesa humanidad.