Reciclar o contaminar: dilema que el Perú no puede seguir ignorando

En el Perú, cada día se roban cerca de 4,000 celulares. Esta cifra, además de alarmante, es apenas la punta de un iceberg mucho más complejo: la creciente informalidad, la inseguridad ciudadana y un problema ambiental que parece no tener freno.
El país genera aproximadamente 220,000 toneladas de desechos electrónicos al año, y sin embargo, apenas el 7% se recicla. El resto termina acumulándose en depósitos, calles o rellenos sanitarios, desperdiciando materiales valiosos como oro, plata y cobre, y liberando sustancias tóxicas que deterioran nuestro entorno.
Esta realidad exige más que indignación pasajera; exige acción. Es aquí donde la economía circular se presenta como una oportunidad que no debemos dejar pasar. Modelos basados en la reparación, el reacondicionamiento y el reciclaje de dispositivos no solo aliviarían la carga medioambiental, sino que además podrían dinamizar la economía y abrir las puertas a nuevas fuentes de empleo sostenible.
Expertos en el sector, como Giovanna Lucero, CEO de Lolotec.pe, han puesto sobre la mesa un punto clave: formalizar el mercado de segunda mano es imprescindible. La trazabilidad de los dispositivos electrónicos permitiría, por un lado, ofrecer a los consumidores equipos reacondicionados libres de antecedentes delictivos y, por otro, cortar el flujo que alimenta la economía informal y el crimen organizado.
No se trata únicamente de un tema ambiental o de seguridad, sino también de desarrollo económico. Se estima que, si se adopta de manera seria un enfoque de economía circular, más de 750 empresas peruanas podrían integrar prácticas sostenibles de aquí al 2030, lo que impactaría positivamente en el Producto Bruto Interno.
Pero para que este cambio sea real, se necesita voluntad colectiva. El Estado debe crear reglas claras y ofrecer incentivos, las empresas deben asumir un rol activo en la transición hacia modelos circulares, y como ciudadanos tenemos que cambiar nuestra forma de consumir y disponer de los aparatos electrónicos.
Estamos ante una encrucijada: seguir acumulando desechos que contaminan nuestro suelo y perpetúan la informalidad, o transformar esta crisis en una oportunidad para construir un futuro más limpio, seguro y justo. La elección es nuestra, y el momento de actuar es ahora.

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