Relevo inconveniente

“Matar o morir” repiten quienes insisten en vacar o suspender a Pedro Castillo. Con ese lema, los congresistas de la derecha de los lobis frustrados, pretenden convencer a sus colegas de que perderán sus curules y sueldos; que volverán a ser los “nadies”, porque el régimen pretende cerrar el Congreso. Este argumento es ofensivo y visibiliza lo que la izquierda provinciana enrostra en la cara de los limeños: que los ven como inferiores, como si no fueran reconocidos en sus comunidades y gremios.

El relevo de Castillo sería Dina Boluarte y como bien dijo el aprista Jorge del Castillo, “eso es cambiar mocos por babas”. Nada hace presagiar que Boluarte hará las cosas mejor que Castillo, ni que actuará con transparencia. La doña fue cajera de Cerrón, la involucraron con los ‘Dinámicos del Centro’; postuló pese a estar impedida por trabajar en Reniec y se mantuvo en ese puesto, con licencia, hasta hace unas semanas. Boluarte cultiva la mentira: mintió en el debate electoral, y ahora está claro que si cae Castillo no se irá “con el presidente” como lo prometió y quedó grabado.

La única certeza con ella es que cuenta con el desesperado y descarado respaldo de caviares, como Siomi Lerner, Pedro Cateriano, Sagasti y toda esa mancha de ganapanes que tanto daño le han hecho al Perú en los últimos 22 años. Esa autoproclamada reserva moral, cultural e intelectual del país; esos parásitos que no pueden sobrevivir sin mamar del Estado y nos impusieron al impresentable Castillo, ahora quieren condenarnos a padecer a la Dina.

Un sector de la derecha, extremadamente sumisa a los poderes fácticos, pretende una alianza con los arriba mentados, y eso es literalmente “matarse”. Tan terrible inconsistencia ideológica no nos llevará a ningún paraje tranquilo.

Cuando más se requiere una oposición compacta que repela a los intrigantes, los ataques exteriores y la intromisión de los grandes intereses, esa oposición gesta alianzas indignas con los mayores enemigos del Perú: los caviares.

Y, por cierto, no hay indicios de que vayan a cerrar el Congreso, aunque ganas le sobran hasta a la población. Y no hay garantía alguna de que Boluarte se abstenga de perpetrar ese quiebre, empujada por toda esa asociación de malas voluntades constituida por caviares, lobistas ahora sin llegada, politicastros despojados de su macetita de poder, cuyo denominador común siempre fue control del gobierno sin haber recibido, jamás, el favor de las urnas. El Perú necesita que se vayan ambos, Castillo y Boluarte. Mientras tanto, más vale el malo conocido.

El lema “Matar o Morir” podría hacer que el oficialismo y su círculo -aunque ahora parezcan divididos- y quienes reconocen el peligro del regreso del progre-caviarismo y sus rabonas, cierren filas y construyan muros sin fisuras para contener este intento de suspensión.

Ojalá esté equivocada, pero han incordiado innecesariamente a todos, incluida la gente de a pie.

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