Rodeados de estupidez
La obra del historiador económico Carlo Cipolla (1922-2000) es una mirada humanista e integral de los hechos y de la economía. Al investigador italiano le apasionaba llegar a la raíz de los episodios socio-económicos por rutas distintas que las frías cifras y los hechos aislados. Era de aquellos que, como Óscar Miró Quesada de la Guerra (Racso), entendían a la economía como más cercana a las ciencias sociales que a las exactas. De hecho, la economía está profundamente influenciada por las decisiones, gustos, conductas y costumbres de las personas; y al libre albedrío no se le puede atribuir un guarismo,
En 2017 el economista Richard Thaler ganó el Nobel por sus investigaciones sobre la economía del comportamiento (behavioral economics). Esta rama es cada vez más utilizada para diseñar políticas públicas ligadas a cómo los ciudadanos toman decisiones y trata de comprender la manera de pensar de las personas para forjar modelos económicos más cercanos a la realidad y a la cotidianeidad, algo que Racso adelantó en su libro “De la economía del egoísmo a la economía de la solidaridad”, a mediados del siglo XX.
Las personas actúan de distintas maneras y no necesariamente racionalmente, quizá como estúpidos. Cipolla formula la ‘Teoría de la Estupidez’, originalmente publicado en su breve ensayo ‘Allegro ma non troppo’ (1988). Para él la gente estúpida es un grupo más poderoso que grandes organizaciones como la Mafia o la Internacional Comunista. La cofradía de los estúpidos, sin estatuto, reglamentos, manifiestos ni líderes ejerce gran influencia en la historia y en la economía con una coordinación increíble. Son -para Cipolla- una lacra social que frena el crecimiento del bienestar, de la felicidad y del mejoramiento de la sociedad.
Cipolla dictó las cinco leyes de la estupidez. 1. Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo. 2. La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica. 3. Los estúpidos causan un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener provecho para sí, incluso obteniendo un perjuicio. 4. Las personas no estúpidas subestiman el potencial nocivo de los estúpidos. 5. La persona estúpida es el tipo más peligroso que existe, más que un bandido.
El sistema democrático tiene en las elecciones un instrumento para garantizar la permanencia de estúpidos en el poder ya que buena parte de los votantes son también estúpidos (electarado, Aldo Mariategui dixit) y siendo estúpidos, las elecciones son su oportunidad para perjudicarnos a todos. Tenía razón Cipolla, ¿eh?