Seis meses de Boluarte: baja legitimidad y statu quo peligroso
La sucesión constitucional de Boluarte, caído el golpista Castillo, fue impecable. Son por tanto absurdos los argumentos de sectores castillistas que hablan de un golpe de la Presidenta o que soñaban con una vuelta a palacio del chotano. Tiene la legalidad de su lado; sin embargo, en este rápido análisis para diario Expreso diremos con claridad que no ha logrado generar una fuerte legitimidad en varios aspectos.
En principio su legitimidad política reposa en una ronda de reuniones con partidos políticos en las cuales no se han debatido los temas de la agenda social o institucional relevantes para la patria, siendo para todo efecto práctico estériles, saludos protocolares poco útiles. En ellas se han privilegiado partidos poco representativos de los que están fuera del Parlamento y no se ha tomado en cuenta por ejemplo al Apra, a pesar de que el primer ministro Otárola había declarado públicamente en otro sentido. Más grave aún es que pareciera que se apuesta a construir una legitimidad política imposible jugando en pared con un Parlamento en franca caída de aceptación popular y sin norte. El gabinete tampoco incluye grandes adiciones políticas de otros sectores.
La legitimidad social no se ha tomado en cuenta siquiera. El momento social de Perú exigía que más que diálogos con los políticos se organicen cónclaves con dirigentes sociales o gremiales de base, tratando que se rompa la intermediación con la izquierda marxista radical que trata cada vez que puede de colocarse al medio entre el Estado y el tejido social siguiendo su propio esquema. Esto sobre todo en las regiones.
Por si fuera poco en el plano internacional no existió tampoco liderazgo ni estrategia, al punto de vivir un escenario de aislamiento complejo e incluso una crisis migratoria humanitaria con Chile.
Lo que se ha dejado ver en estos tiempos iniciales de Boluarte es una parálisis en la recuperación económica, sin la recuperación que podía esperarse tras la caída de Castillo, tampoco ímpetu de atraer más inversión o anunciar megaproyectos de fondo. Ante este escenario el silencio de los sectores empresariales es preocupante.
Pero además vivimos una parálisis en lo social en donde el Estado no ha mostrado interés en las zonas altas del sur andino ni en los sectores D y E, que fueron los que sostenían al falso profesor campesino. Además en el predicamento del Ejecutivo no aparecen reformas institucionales ni electorales muy necesarias para la salud nacional. El statu quo se ha instalado y ello puede resultar un potencial peligro para lo que puedan expresar las urnas en la primera vuelta de 2026.
Estos primeros seis meses marcan por tanto un panorama muy complejo para el futuro. Quizás una de las pocas cosas positivas de esta fecha es que podemos decir que también son los seis meses de la caída de un proyecto lastrado por la corrupción y la demagogia como el de Castillo.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.