Si tuviéramos nuevas elecciones

El jueves pasado saliendo del Congreso, me abordó un reportero de un noticiero limeño y me preguntó si un adelanto de elecciones, para renovar el Congreso y elegir nuevo presidente, solucionaría la crisis política que vive el país.

Mi respuesta fue afirmativa pero que de nada serviría si es que no hay cambios en el sistema político que además incluyan requisitos para los que quieran postular al Congreso y a la presidencia de la república.

El voto libre permitiría que las personas desinteresadas en la política no vayan a votar, lo que mejoraría la calidad del voto, ya que muchas de ellas acuden al acto electoral para evitar el pago de la multa. La exigencia que los candidatos al Congreso tengan una mínima formación académica, experiencia en cargos de elección popular y trayectoria profesional, permitirían que el Congreso mejore las calidades del congresista; claro está que esto no garantizaría la idoneidad moral ni ética de los postulantes.

También los que quieran ser presidentes del país deberían tener requisitos académicos, pero también de trayectoria en el manejo de la cosa pública como haber sido elegido anteriormente Congresista y otros cargos de elección popular como el de alcalde provincial o gobernador regional, haciendo que su experiencia se utilice en la administración del gobierno.

Por otro lado, el Congreso debe tener “válvulas de escape” que permitan que los congresistas sean evaluados a mitad del periodo y puedan ser cambiados por tercios o mitades, y esté acompañado con la posibilidad de reelegirse las veces que la población así lo crea conveniente. Esto último también se aplicaría para el cargo de presidente, pero sólo para una reelección inmediata y otra reelección pasando por lo menos un periodo de gobierno.

Nuevas elecciones con las mismas reglas, sería más de lo mismo. Pero adicionalmente la población debe saber elegir y evaluar la posibilidad de que el presidente del país goce de mayoría en el Congreso para evitar los enfrentamientos entre poderes y pueda aplicar sus reformas y cambios garantizando la gobernabilidad tan ansiada.

Aunque quizás lo óptimo sería que el presidente del país sea elegido por el Congreso, pero esto es mucho pedir, ya que primero debería cambiar la calidad de nuestros parlamentarios que por el momento lo veo imposible, dada la crisis que atraviesan los partidos políticos que son las reales escuelas para la gobernabilidad y el lugar de donde deben salir los probos representantes de los poderes legislativo y ejecutivo.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.