Simulacro global
Pandemia. La esperada escalada galopante del Covid-19, el virus del pánico, ha desatado sin querer queriendo el más impactante simulacro global de la historia ante una virtual amenaza mortal contra la supervivencia de la humanidad. ¿Hay razones reales que justifican esta reacción?
Histeria e historia. En los días previos, en medio del tenso fragor noticioso con altas dosis de desinformación, los medios de comunicación y las redes sociales recogieron unas potentes declaraciones de la canciller alemán Ángela Merkel, quien -de acuerdo a su comité consultor de científicos abocados a estudiar el temido coronavirus-, sostuvo que el nivel de contagio alcanzaría al 70% de la población germana. ¿Esto significa que más de dos tercios de los alemanes morirán infectados? Veamos.
Desde la plaga de Atenas (430 a.C.) que eliminó a un tercio de su población, pasando por la peste bubónica, llamada la peste de Justiniano (542 d.C.), que arrasó al 40% de la población del imperio Bizantino, hasta la gripe española (1918) que fulminó a más de 50 millones de seres humanos, las pandemias marcaron su máximo pico histórico.
De ahí a la fecha, las pandemias han registrado menores tasas de mortalidad. Incluso, una de las últimas, la gripe aviar (H1N1) en el 2009 cobró la vida de aproximadamente 18 mil personas a nivel global. Incluso esta pandemia inspiró a la película “Virus”, que la puede ver en Netflix (pirateada y renombrada criollamente como “Coronavirus” en nuestro mercado informal), con una tergiversación brutal de los hechos que abonan a la paranoia existente.
A la fecha, el Covid-19 viene registrando una mortalidad a nivel global que supera las 6 mil personas, de las cuales 3,200 se han dado en China y 1,900 en Europa. La pandemia alcanza a 110 países con una población superior a los 5 mil millones. La tasa de mortalidad por lo tanto, mantiene la constante de las últimas pandemias.
¿Se justifica las medidas extremas de contención a la propagación del Covid-19? De seguro que sí. Aquí, y es bueno que lo entendamos con estas cuarentenas obligatorias, lo que está en juego es el sistema de salud pública de cada país, que corre el riesgo de colapsar si es que no se detiene la viralización exponencial, incrementando el número de muertos no por el efecto del virus en sí, sino por la desatención y el abandono que se tendría de los más vulnerables ante un sistema de salud quebrado.
Y la única forma, hasta el momento la más exitosa, de detener la propagación del Covid-19 es la cuarentena. Que los costos son mayúsculos para la economía, obviamente, pero primero está la salud de la población antes que el mercantilismo que deshumaniza a una sociedad. Goce de la familia y redescubra lo que hay en ella. Se sorprenderá.
