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Solo sé que nada sé

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Fecha Publicación: 29/08/2019 - 22:10
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Al reflexionar sobre la situación que vivimos en el Perú desde hace algunos meses y en diversos escenarios, recordé a Sócrates, quien alrededor del año 400 a.C. dijo “solo sé que nada sé”. En efecto, cuando más vueltas doy a la situación imperante más recuerdo a Sócrates.

Vivimos en momentos en que hay aguda molestia política entre algunos grupos con representación parlamentaria y el actual Presidente de la República y su Gabinete Ministerial, no pudiéndose entender cuál es la pretensión del Presidente para estar continuamente retando al Congreso.

Cuando Pedro Pablo Kuczynski asumió el año 2016 la Presidencia del Perú, se estimaba que había incordia entre su gobierno y la bancada mayoritaria congresal que lo era gracias a la aplicación de la cifra repartidora y no necesariamente por la correlación con los votos obtenidos. Se dijo que el Presidente no quería conciliar con “Fuerza Popular” liderada por Keiko Fujimori y, que la bancada naranja, ponía obstáculos a la labor gubernamental.

La verdad que ni lo uno ni lo otro, pues es sabido que el Dr. Kuczynski trató de conciliar con sus adversarios de la campaña electoral y, que la bancada fujimorista le dio facultades legislativas delegadas, le aprobó presupuestos y no interfirió labores de gobierno.

Luego que asumiera la Presidencia Martin Vizcarra, se consideró que las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo serían diferentes y que concluiría la sensación de discordia entre ellos. Ayudó para lo expuesto el discurso de asunción del mando, pero pronto la situación varió ante las exigencias del nuevo Presidente de reformar el Sistema de Justicia en forma apresurada y poco técnica, tan prueba de ello es que hasta ahora no se cuenta con la Junta Nacional de Justicia en sustitución del Consejo Nacional de la Magistratura.

La reforma política exigida por el Presidente es caótica y, como resultado, no habrá reelección parlamentaria inmediata ni tampoco Senado de la República, aunque los demás cambios legislativos en materia electoral y partidaria no sean mayormente significativos. Nada hace presagiar que un nuevo Congreso sea mejor que el actual y lo peor, que será de primerizos sin experiencia.

A lo antes enunciado se le agrega la propuesta del Ejecutivo para acortar el período parlamentario y presidencial en un año, adelantando elecciones generales y, ello supuestamente para atender el reclamo ciudadano que se cierre el Congreso, como si la grita callejera fuera fuente de Derecho y de institucionalidad democrática, queriéndose sustituir la democracia representativa por la plebiscitaria.

En adición tenemos que el Gobierno no atiende todas sus obligaciones y tiene sin resolver casos relevantes como Las Bambas, Tía María, Quellaveco, reclamaciones supuestamente medio ambientales, atentados contra el oleoducto nor peruano y diversa pugna social azuzada por los sectores que no quieren el desarrollo ni la prosperidad del país.

No entendemos las razones de la crispación y de las propuestas tipo ucase del Presidente Vizcarra y menos aún su falta de acción para resolver tantos problemas reales como latentes. Observamos sin saber respuestas, tal como se expresaba Sócrates.