Stupidus peruvianis
Un ‘colectivo ciudadano’ considera al Cristo del Pacífico “símbolo de la corrupción” y pide su retiro del Morro Solar. ‘Ciudadano es momento’ se llama esa cooperativa de Stupidus peruvianus indignados por una escultura donada por Odebrecht cuando lo podrido es la permanencia de la mafiosa constructora en el Perú contratando con el Estado, como si nada hubiese ocurrido.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE), la estupidez es “Torpeza notable en comprender las cosas”. Como el aturdimiento para entender el valor de las revelaciones de los informes Lava Jato 1 (informe Pari) y Lava Jato 2 (Bartra) sobre los malos empresarios que se coludieron con los brasileños para saquear a nuestro país. Los Stupidus peruvianus, e internacionales proliferan y les gusta la figuración. Como escribió Umberto Eco en su obra póstuma ‘De la estupidez a la locura’: “[pronto] no habrá diferencia entre la fama del gran inmunólogo y la del jovencito que ha matado a su madre a golpes de hacha […] entre el que haya fundado un leprosario en África central y el que haya defraudado al fisco con más habilidad. Valdrá todo, con tal de salir en los medios y ser reconocido […]”.
Los Stupidus peruvianus son responsables de la desbocada corrupción por su incapacidad para discernir, por ejemplo, que el presidente accidental Martín Vizcarra está hasta el cuello con Lava Jato pues su empresa ingenieril fue proveedora de CONIRSA, consorcio en la que Odebrecht tenía mayoría.
El italiano Carlo Cipolla (1922-2000), historiador económico es autor del ensayo ‘Las leyes fundamentales de la estupidez humana’, entre otras cosas postuló que la persona estúpida es la más peligrosa para la sociedad pues causa pérdidas a otros y a sí misma. Varias añejas empresas nacionales desaparecieron por directores Stupidus peruvianus, obstinados en que otros y no ellos pudiesen tener razón. A diferencia del bandido, el estúpido actúa irracionalmente por eso es más difícil identificarlo. Sabemos que el bandido violará la ley para acceder a una riqueza que no obtendrá por medio de su inteligencia, y así se pueden prever sus acciones. Como el estúpido, afecta a la economía del prójimo, la de su empresa y la de su país, pero enriqueciéndose.
Los Stupidus peruvianus son esos que marchan por la democracia demoliendo a los partidos, base de la institucionalidad democrática, que creeen que el daño causado por Odebrecht se soluciona retirando un monumento al Cristo; son los que podrían hacer presidente al cómico Chibolín, ahijadito de Siomi Lerner para el 2021.
¡Sálvese quien pueda!