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Terra nostra

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Fecha Publicación: 06/02/2022 - 22:57
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Hace dos semanas publiqué un artículo referido al desastre ecológico ocurrido en las costas del Callao, el mismo que ha recibido comentarios alentadores que motivan a seguir aportando con algunas ideas que contribuyan a crear conciencia acerca de la imperiosa necesidad de salvar y defender a nuestro medio ambiente -nuestra “casa grande”- compuesto por el aire, el suelo, los minerales, los bosques, las aguas y la vida silvestre.

La principal característica de los últimos tiempos es la urbanización vertiginosa; según el último censo, en nuestro país, alrededor del 80% de la población es urbana; esto es un indicador del mundo en desarrollo, no olvidemos que la historia ha sido impulsada por el tamaño de las ciudades.

Sin percatarnos, hemos ido vaciando al campo de sus pobladores y, con ello, la agricultura de subsistencia; la gente busca mejores oportunidades en las ciudades, aquellas que no pueden encontrar en sus lugares de origen; las ciudades se siguen ensanchando con “cinturones de pobreza” conformados principalmente por ocupantes ilegales o informales, empiezan en la nada y poco a poco van construyendo su futuro, a pulso.

Contrariamente a lo que se cree, los barrios marginales no socavan la prosperidad, en realidad contribuyen a crearla; este sector representa un aporte importante al PBI nacional, lo que quiere decir que estas personas son valiosas como grupo.

La electricidad, en el Perú, se obtiene -básicamente- de dos grandes fuentes de energía: centrales hidroeléctricas y centrales térmicas, las primeras pueden ser consideradas “verdes”, pero las segundas requieren combustible, el cual, en el mejor de los casos, puede ser el gas natural; recién hemos tomado conciencia y estamos apostando por nuevas fuentes de energía como la solar y eólica.

Otro tema preocupante es el de los cultivos alimentarios, se viene criticando tenazmente a los cultivos modificados genéticamente; sin embargo, muchos de ellos han sido desarrollados para proteger al medio ambiente, cuidando el suelo y produciendo menos dióxido de carbono, reduciendo el uso de pesticidas y aumentando el rendimiento en áreas cada vez más pequeñas, dejando espacio libre para el mundo silvestre; los defensores de estas alternativas ecológicas consideran como un imperativo moral hacer que estos cultivos genéticamente modificados estén disponibles para los más pobres.

También debemos preocuparnos por el cambio climático, al cual no le estamos dando la importancia debida; quienes hemos nacido el siglo y milenio pasado sabemos cómo ha cambiado el clima, teniendo ahora inviernos y veranos cada vez más crudos, siendo imperceptibles las otras dos estaciones; este fenómeno no hace distinción alguna entre las personas y puede ser algo que nos una en su preocupación y atención.

Sabemos que las noticias cada vez serán peores respecto al clima y al medio ambiente; esto nos deberá servir para tomar conciencia plena de pensar y actuar rápida y coherentemente; nuestro hábitat es un sistema lineal muy complejo, lleno de respuestas positivas y negativas; hagamos que las sorpresas no sean malas, sigamos buscando nuevas y mejores formar de energía, nuevos y mejores cultivos, procuremos erradicar el hambre y la desnutrición, clasifiquemos nuestros desechos; pensemos siempre en el futuro, quizás ya no en el nuestro, sino en el de las nuevas generaciones, donde obviamente estarán nuestros descendientes.

Si, como humanidad, hemos sido capaces de dominar el mundo, es nuestra obligación cuidarlo para que dure una eternidad. ¡El futuro del mundo depende de nosotros!

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