Trastorno de personalidad múltiple
Es la existencia de dos o más personalidades distintas en el mismo individuo, cada una domina al paciente en un momento particular, lo controla de modo recurrente y alternante; va acompañado de periodos de olvidos de lo que hacen las otras identidades.
Se observa en pacientes que durante su niñez han sido víctimas de abuso: sexual, psicológico, humillaciones, maltratos u otras formas de traumas emocionales severos como haber sido testigos de situaciones altamente violentas y dolorosas. En sus historias encontramos que hubo falta de protección por parte de los adultos; entonces como mecanismo de defensa el paciente separa el recuerdo traumático y las emociones vividas, encapsulando las situaciones y así se mantiene distante de lo que le sucedió que le es inaceptable o muy doloroso. Es una forma de protegerse del sufrimiento y de adaptarse a su vida difícil; por eso: no hay recuerdos, hay olvidos. El paciente experimenta los hechos traumáticos como observador y la personalidad se fragmenta. Para el paciente eso no le pasó a sí mismo, sino a otro. Generalmente los traumas son recurrentes durante la niñez, por eso necesita crear a “otros” para no sufrir y así van surgiendo las personalidades alternas.
Cada personalidad es compleja y tiene sus propios patrones de conducta, muchas veces opuestos. Las personalidades pueden tener edad, sexo o raza distinta en el mismo individuo. Cada personalidad puede estar consciente de la otra o no. Una personalidad puede comunicarse con las otras o no y algunas pueden tener nombres y otras no. Esta perturbación es más frecuente en mujeres.
El tratamiento es básicamente con la psicoterapia y si hay riesgo de una conducta peligrosa es necesaria la hospitalización. Se trata de establecer una relación de confianza, acompañando al paciente a descubrir sus recuerdos traumáticos en un ambiente emocionalmente protegido donde el psicoterapeuta juega un rol muy importante porque es quien tiene que contener emocionalmente al paciente. Se le ayuda a que se dé cuenta de que estas otras personalidades son sólo su mecanismo de defensa para no contactar con ese recuerdo que ha encapsulado porque le resulta muy doloroso.
Los pacientes se alivian mucho con el tratamiento que es largo. En psiquiatría no hablamos de curaciones definitivas pero sí de periodos de remisión parcial o total de los síntomas. Poco a poco el paciente va recordando las situaciones traumáticas, los agresores; pero ahora ve las cosas desde otra perspectiva, una óptica más tranquila y van desapareciendo estas personalidades alternativas que creó como mecanismo de defensa.
Deben incluirse entrevistas a otros miembros de la familia o compañeros de trabajo para recoger información. Puede confundirse con esquizofrenia, Trastorno de Personalidad Límite o casos de simulación consciente sobretodo en situaciones de responsabilidad legal.
Este trastorno sigue siendo muy controversial, materia de investigación y de debate, se siguen discutiendo los criterios diagnósticos y sólo los psiquiatras con mucha experiencia pueden llegar a diagnosticarlos, demostrarlos y tratarlos adecuadamente.