Trump sigue de pie
Según las encuestadoras y analistas, Joe Biden sería el ganador indiscutible de las elecciones estadounidenses. Dijeron que una gran ola azul –el color del partido demócrata– arrasaría a Trump, que los Estados más azotados por el Covid-19 le darían la espalda, lo mismo que los inmigrantes, debido al muro, y los afrodescendientes. Sucedió lo contrario, el Donald fue respaldado por los latinos, por los pobladores de lugares más desolados por el virus chino y por buena parte de los afrodescendientes.
Biden ha cantado victoria en los Estados tradicionalmente demócratas y en algunos que Trump requiere para su reelección. Los resultados son aún inciertos y el presidente sigue peleando cada voto porque la elección está plagada de irregularidades. El Washington Times informó que Judicial Watch encontró 1.8 millones de votantes fantasma en veintinueve estados. Ted Cruz, senador por Texas y experto en derecho electoral sostiene que hay evidentes ilicitudes, como impedir que delegados republicanos observen el conteo en Detroit o Filadelfia, por ejemplo; y el equipo de campaña de Trump detectó una serie de aberraciones como el voto de muertos y de mayores de cien años, amén de problemas con el software de conteo; más cantidad de votos que electores; votos endosados a Biden correspondientes a Trump; envío de balotas a gente no habilitada para votar; se obtuvieron, además, filmaciones que muestran cómo individuos ajenos al servicio postal sustrajeron millares de balotas con destino incierto. El Proyecto Veritas grabó en Michigan a personal del correo informando sobre órdenes para alterar las fechas de miles de votos para que puedan computarse.
Vale recordar que meses atrás Trump advirtió que le cocinaban un fraude con el voto postal y, extrañamente, varios días antes de la votación el comunista “Demócrata” Bernie Sanders, “vaticinó” los extraños resultados como si hubiese escrito el guión de lo que sucede ahora. Ver: https://youtu.be/m9DNGSQvvz8.
El presidente de los Estados Unidos ha sido víctima de la censura de la ‘media’ y las redes sociales, siendo las mayores perdedoras de la contienda la libertad de expresión y la credibilidad de los medios, ya no de comunicación sino de manipulación. Los demócratas del ala izquierdista comprometen los principios fundacionales de la mayor democracia del planeta y la unidad de su partido, ahora dividido por resultados ajustados que supusieron la derrota de varios moderados candidatos al Congreso, estos ya están culpando a la agenda radical impulsada obligadamente con descabelladas propuestas como “desfinanciar a la policía”.
Queda mucho por esclarecer, lo importante es que el ganador lo haga respetando la tradición de los padres fundadores de la democracia más antigua e ininterrumpida de la historia. Si Estados Unidos falla, ¿qué queda para países raquíticos de institucionalidad como el nuestro?