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Un Congreso marcado por la violación

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Fecha Publicación: 08/08/2025 - 21:30
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Este Congreso está sumamente fragmentado. Actualmente alberga a 13 bancadas y no por razones de representación. Se ha ido canibalizando y puede llegar a más. En ese contexto, elegir una Mesa Directiva resulta una tarea sumamente difícil que exige los consensos más inverosímiles. A menudo esto es criticado, aunque los cuestionamientos no toman en cuenta la realpolitik.
Pero todo tiene un límite, aun en esas difíciles circunstancias. Que se haya elegido al congresista de Somos Perú, José Jerí, denunciado por violación, como presidente del Legislativo excede lo tolerable y admisible. Cierto es que no está condenado, pero tener una denuncia por violación sexual es, en la mayoría de los casos, una condena anticipada.
Cuando una mujer acude a la justicia, pasa por exámenes médicos y se somete a todo tipo de procedimientos. Difícil e improbable que lo haga por gusto. El ultraje sexual es el más repudiable de los delitos. La justicia castiga el asesinato con las mayores penas porque el daño es irreparable, pero la violación sexual es una de las formas más crueles y denigrantes de la violencia. Quien la sufre se convierte en un muerto(a) en vida.
Los hechos: el congresista Jerí invitó a una joven a una casa de campo al norte de Lima, por la que ya había mostrado interés, según manifestó ella ante la Fiscalía. En el expediente solo figuran las iniciales de la víctima; la llamaremos María. Ella llegó con un pariente que conocía a Jerí. Asistieron dos personas más. El congresista sacó dos botellas de pisco. María sintió mucho sueño y se echó al borde de la piscina. No sabe cómo terminó en su habitación desnuda. Manifiesta que, en medio de su inconsciencia total, recuerda que sintió que la barba de un varón le rozaba la zona vaginal. Despertó con recuerdos muy confusos.
El bividí de Jerí estaba encima de la cama. Sintió dolor en sus partes íntimas. Intuyó lo que había sucedido. Fue a la Policía, denunció lo ocurrido, pasó por el médico legista, quien consignó moretones y lesiones anales. Jerí se ha negado a pasar los exámenes psicológicos. Dice que se hizo la prueba de ADN, pero no tenemos la certeza. El otro sujeto no la ha realizado. El congresista afirma que hay una campaña de desprestigio en su contra, aunque no es exacto. María no declara ni sale en los medios como él. Resguarda su intimidad y no quiere revivir lo sufrido.
Como congresista, Jerí tiene un enorme poder frente a la víctima. Como presidente del Congreso, este se incrementa enormemente. De hecho, han pasado seis meses y aún no sabemos nada de la investigación fiscal. El otro denunciado tenía impedimento de salida del país, pero se ha fugado. La Fiscalía sigue investigando. Es previsible que, con Jerí presidiendo el Legislativo, todo se dilatará aún más.
Ya hay un congresista preso por violación ocurrida en las oficinas congresales. Los imputados son parlamentarios cuyo encargo es formular las leyes que el país requiere.
Se trata de un cargo penal gravísimo. Según UNICEF, en el Perú ocurren 34 violaciones diarias. El 92% corresponde a mujeres y niñas, y el 8% a niños. Entendiendo que la política nacional está muy venida a menos, elegir a una persona con semejante investigación la denigra más.

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