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Un juego peligroso

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Fecha Publicación: 11/02/2022 - 22:58
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La izquierda caviar quiere traerse abajo a Castillo porque les dejó sin la cuota de poder que jamás obtienen en las urnas. La oposición democrática y patriótica busca, también vacarlo, pero por otra razón: temor a que el Perú se pierda en las manos de tamaño incompetente. Pedro Castillo se tropieza nuevamente con sus propios pies al conformar otro gabinete de izquierdistas pro cubanos, simpatizantes de terroristas y miembros de su partido, Perú Libre. Este hombre no sabe, no aprenderá y si acaso, no podrá librarse de la persecución de ganapanes, lobistas de barracón y traidores como Pedro Francke y Carlos Jaico quienes ahora, privados de la quincena y el carro de lujo, despotrican de su ex jefe.

El ‘prosor’ no está dispuesto a tender puentes con los partidos arraigados, como Fuerza Popular, el Apra, Acción Popular y Renovación Popular. Tampoco ellos muestran voluntad para salvarle el cuero al enigmático sindicalista chotano. Castillo ha creado su propio laberinto y, para regocijo caviar, la oposición democrática le genera huracanes.

Cuestionar ministros antes de que estos reciban el voto de confianza es una estrategia congresal para ganar tiempo y asegurarse de que si procede la vacancia contra Castillo, ellos se quedan. En vez de pensar en sus curules deben aprobar al gabinete Torres y luego censurar a los ministros cuestionados, mientras trabajan la salida del insostenible Castillo.

Si el Parlamento apura la vacancia, luego de inhabilitar a la emperatriz de los caviares Dina Boluarte, habría nuevas elecciones generales. Esa es la razón de las demoras y los presuntos arreglos bajo la mesa, porque los actuales congresistas no podrían reelegirse debido a las reformas impulsadas por el régimen corrupto, genocida y hambreador, de Martín Vizcarra. Los cambios forzados por el vizcarrato, los caviares y la prensa sicaria deberían anularse cuanto antes. Evitar la reelección inmediata fomenta la mediocridad, impide la construcción de liderazgos, debilita a los partidos políticos y no permite concretar proyectos beneficiosos para el país, las regiones y los distritos; frena, además, la postulación a la presidencia de candidatos legitimados por reelección popular, sea en el Ejecutivo, Legislativo o en el ámbito regional y distrital.

Está claro así que la primera reforma que debería estar trabajando el Congreso es la anulación de toda modificación emanada del amañado referéndum vizcarratista.

Corregido ese punto, la vacancia de Castillo e inhabilitación de Boluarte deben llevar a nuevas elecciones generales, porque este Congreso -guste o no- nació bastardo desde el momento en que las autoridades electorales vetaron la participación del Apra. Los buenos congresistas, sin duda, serán reelectos.

La estrategia de desgaste aplicada al presidente Pedro Castillo, por diestra y siniestra, está horadando la democracia y amenazando la estabilidad del sistema de partidos.

La agenda política debe fortalecer la democracia y recuperar el prestigio de sus instituciones. Lo otro, es un juego peligroso.

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