Un llamado a ‘Etza’
La aceptación de la demanda del líder terrorista del MRTA, Víctor Polay Campos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha generado controversia en Perú. Mientras se debate este tema, es fundamental recordar las dolorosas historias de las víctimas del terrorismo en el país y reflexionar sobre quiénes deberían ser las nuevas voces defensoras de los llamados derechos a la identidad de género y de los peruanos en general.
El viernes, en el programa de Milagros Leiva, María López, viuda de Percy Néstor Landeo Lozano, Policía de Investigaciones del Perú (de la desmantelada PIP), compartió su desgarradora experiencia. Percy, de 24 años, fue secuestrado, torturado y asesinado por terroristas, dejándola viuda a los 19 años con dos hijos pequeños. María, presidenta de los familiares de víctimas del terrorismo, busca que las nuevas generaciones comprendan el sufrimiento ocasionado en el país debido al terrorismo.
Es importante destacar, además, que según su testimonio, desde que el presidente Fujimori dejó el poder a finales de los noventa, ningún otro gobierno ha cumplido con la reparación, becas y otros beneficios otorgados a las víctimas del terrorismo. Miles de viudas, huérfanos y huérfanas han quedado en el olvido del Estado.
La atención mediática ha recaído en la demanda de Polay, mientras que las voces zurdas y siempre críticas callan sobre el sufrimiento de las víctimas del MRTA. Organizaciones como Manuela Ramos, que defienden los derechos de las mujeres y ahora de las que creen serlo, han expresado su preocupación por la transfobia, pero parece no recordar que los más abominables crímenes de odio contra la comunidad LGTBQ fueron perpetrados por los terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA.
En este contexto surge la figura de “Etza”, conocido también como “La Uchulú”, un influencer en transición para “hacerse mujer” y que ha ganado fama en las redes sociales. Su influencia y presencia en la opinión pública le otorgan una plataforma significativa para abogar por el Perú y contra Polay ante la CIDH por los crímenes de odio perpetrados por los terroristas.
“Etza” debería recordarle a la juventud aquella noche de la discoteca Gardenias, en Tarapoto, ese 31 de mayo de 1989 el MRTA seleccionó a ocho jóvenes como blanco de odio debido a su orientación sexual e identidad de género, asesinándolos en un acto de violencia intolerable y como parte de su “limpieza social”.
A medida que se debate sobre la demanda de Polay y la atención zurda nos distrae con la identidad de género, ‘Etza’ emerge como una figura que podría ser la cara de la defensa de los derechos humanos de los peruanos de bien y a defensa de la violencia a la que están expuestos quienes se identifican con otro género. Su influencia podría ser crucial para sensibilizar a las nuevas generaciones y recordarle a la CIDH la postura de los terroristas sobre ese tema tan sensible en estos tiempos.
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