Una generación perdida

En el discurso inaugural de la biblioteca de Fuente Vaqueros, su pueblo natal, el poeta español Federico García Lorca dijo: “No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”.

Esa noción debió inspirar a los gobiernos durante la pandemia, cuando dejaron abiertos los supermercados y cerraron los colegios, las librerías, los teatros y los templos.

El desequilibrado manejo del virus del Partido Comunista Chino ha dejado una crisis educativa sin precedentes, en el ámbito global y especialmente en Latinoamérica y el Caribe. Esto afectará no solo los ingresos futuros de toda una generación sino la educación de la sensibilidad, a través de la literatura y el arte.

Los colegios cerrados y la pésima -y en algunos casos nula- educación remota, han llevado a que cuatro de cada cinco niños de sexto grado de primaria no comprendan un texto simple al leerlo. Las pérdidas de aprendizaje impactarán al menos en 12% de sus ingresos futuros. Los datos son del Banco Mundial y UNICEF, recopilados en colaboración con la UNESCO.

Esas pérdidas podrían ser mucho mayores si no se recuperan los niveles económicos pre pandémicos, con crecimiento constante. Nada indica que esto sucederá a corto plazo, y menos aún en nuestro país: con su masiva fuga de capitales, la actividad minería prácticamente paralizada por la conflictividad social, la agricultura disminuida por falta de fertilizantes y un gobierno corrupto, mediocre, filo terrorista e incapaz de dirigir al país por la senda de la prosperidad y de la unidad nacional.

No tomar medidas urgentes en el sector educación condenará a una generación a la miseria, la baja de sus ingresos futuros, la falta de creatividad e imaginación y al atraso material y espiritual de nuestro pueblo.

Debemos recordar que los alumnos peruanos perdieron un año extra gracias al sindicalista Pedro Castillo, a la sazón hoy presidente, quien encabezó una huelga magisterial de siete meses en 2017. Los chicos no habían terminado de ponerse al día en 2018/19 y llegó la pandemia.

Carlos Felipe Jaramillo del Banco Mundial refiere: “América Latina y el Caribe enfrentan una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países”. Y es que se vivieron los cierres de escuela más largos del planeta perdiéndose, parcial o completamente, 66.67% (dos tercios) de clases presenciales, y con ello la sana socialización entre pares y con sus maestros.

¿Qué podemos esperar? Profundización de la desigualdad, de la pauperización y desintegración social juvenil; jóvenes a los que, como dice el catedrático italiano Nunccio Ordine, “no se les pide estudiar para hacer del conocimiento un instrumento de libertad, de crítica, de compromiso civil” y ejerzan “su profesión con una fuerte convicción ética y un profundo sentido de la solidaridad y del bien común”.

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