Una mafia comunista. Malearon a la prensa

Los cinco periodistas que acudieron a Palacio de Gobierno a conversar con el gobernante Pedro Castillo, ejercieron –esperemos– su derecho a decidir. Probablemente actuaron de buena fe, pero malearon a la prensa porque los periodistas no hablamos a puertas cerradas con el poder. Menos con un personaje como Castillo que nunca –ni siquiera en la campaña– ha dado una entrevista a los medios, a los que más bien ha maltratado.

Los periodistas no somos voceros del mandatario de turno, no traducimos sus pensamientos. Informamos, sí. Transmitimos las inquietudes de la gente, del país, las hacemos conocer a la opinión pública. Además, vigilamos y fiscalizamos al poder, pues no nos vinculamos con este ni monetaria ni ideológicamente. Nunca olvidar que los fondos con los que trafica Castillo provienen del dinero de todos.

Que periodistas declaren desde el patio de Palacio lo que hará Castillo denigra nuestra profesión, la envilece. Los visitantes anunciaron lo que el gobernante, altamente corrupto, tenía en mente. Afirmaron, creyéndole, que pronto, ya, ya, daría entrevistas. Asimismo, que no profesaba la ideología marxista leninista mariateguista de Perú Libre, cuando Castillo está claramente relacionado con Sendero Luminoso, hecho conocido desde la campaña.

El país entero sabe que este gobierno está conformado por una banda de raqueteros, de compadrazgos, de paisanos chotanos, ‘amiguetes’, que naufragan en el crimen organizado. Castillo tiene el cuajo de fustigar a la corrupción, aunque cada vez menos por obvias razones. Tenemos ministros recontra ‘Pepe el Vivo’, que meten parientes al Estado. El más reciente, nombran asesor del ministerio de Vivienda al hermano del ministro de Energía y Minas, el mismo que junto a la PCM han prohijado a los vándalos del corredor minero sur, perjudicando a Las Bambas, amén de tolerar la quema de dos instalaciones mineras.

Todo es ominoso en el régimen de Castillo. El escándalo del biodiésel en Petroperú es inaudito por lo burdo y desvergonzado. Se sienten tan empoderados que han arrancado las páginas del cuaderno de visitas de esa entidad estatal e impedido el ingreso de la Fiscalía. Lo mismo ocurrió en Palacio de Gobierno, y como Castillo es avezado pidió la exclusión del caso del fiscal que realizó la intervención, a quien impidieron entrar dos veces.

Para colmo, la caricatura de fiscal de la Nación que tenemos ignoró la queja del fiscal Pérez –antes ‘star’ anticorrupción, hoy mudo– sobre la visita a su despacho del maleante Bruno Pacheco para presionarlo por el caso Susana Villarán, respondiéndole que informaría sobre ello a Castillo.

Castillo se zurra en la ley, permitiendo que una banda delincuencial capture el poder. Recordaba un amigo ‘senderólogo’ que el silencio del gobernante es una táctica de Sendero practicada en los ochenta. Nunca daban la cara, nunca declaraban ante la prensa. La vacancia es una exigencia nacional y es urgente.

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