Una oposición social para una lucha larga

El conflicto Rusia/Ucrania, que no da señales claras de terminar rápidamente, ha disparado los precios de algunos bienes que el Perú compra y en particular ha encarecido el combustible provocando una alza general del costo de vida en nuestro país.

Si a esto le sumamos la inflación de los Estados Unidos, que ya bordea el 8% y que algunos especialistas proyectan que puede llegar a 15%, el panorama pinta bastante oscuro para la patria considerando únicamente las variables exógenas.

En líneas generales sólo en el acápite de la inflación en 2021 el Perú cerró en más de 6%, malabares del BCR de Julio Velarde incluidos; el mismo titular del Banco Central ha afirmado con preocupación que en el futuro cercano no hay luces de poder controlar este fenómeno sino hasta el cuarto trimestre de este año.

Es decir los siguientes 6 meses cuando menos no se ven muy alentadores. Castillo y su administración agravan el escenario al mantener un discurso revanchista y de división coadyuvando a que la inversión privada no se anime a venir.

Por ello el costo de vida en tiempos de Castillo se ha incrementado de manera ostensible. La gasolina, el gas, el pan, el pollo, la papa, la azúcar, entre otros productos incluyendo los estratégicos fertilizantes para la agricultura han roto los topes máximos conocidos en los últimos años. El problema es socialmente complejo y el Ejecutivo no parece tener reacción más que una inercia de bonos que parece ser muy poco efectiva. La narrativa antiinversión de “Perú Libre” - el Partido de Gobierno- hoy resulta también un obstáculo para salir del bache en que nos encontramos.

Hace unos días los productores lácteos han hecho un paro que incluyó incluso bloqueos de carretera, hoy lunes 28 de marzo se ha anunciado paralizaciones de sectores importantes dentro de los gremios de camioneros y de los gremios agricolas. Pescadores artesanales afectados por el derrame de Repsol hicieron concentraciones frente a la embajada de España. Dirigentes sociales de Cusco también anuncian medidas de fuerza y protesta pública contra el incremento del costo de vida. En Puno ya salieron a reclamar airadamente también. Los bodegueros y los emolienteros han expresado públicamente su descontento con el régimen también.

La derecha nacional no termina de conocer estos temas y menos de entender el panorama social en ebullición y se reduce únicamente a una pelea institucional monotemática pro vacancia en donde el factor sorpresa ya está ausente y tiene todas las de salir derrotada hoy en el Parlamento en buena medida también por las prebendas a las que ceden congresistas supuestamente opositores. Peor aún, por el otro lado los aliados de Castillo de primera hora -Mendoza, Marco Arana, Salomón Lerner, etc.- parecen más preocupados por oponerse al indulto del octogenario dictador expresidente Alberto Fujimori que de intentar la agenda social postergada.

Hoy más que nunca se necesita un proyecto nacional popular reformista orientado al cambio social, una oposición social que le plantee alternativas al Perú para superar los trances derivados de una política mundial en plena reconfiguración. El papel del APRA será fundamental. La lucha será larga y sólo será exitosa en la medida que recoja las demandas del pueblo.

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