Una verdadera Navidad

Prohibido ingresar a los lugares donde puedes comprar un regalo para tus familiares más cercanos; prohibido reunirte con tus amigos en el lugar de siempre; prohibido acercarte a tus amigos y familiares que podrían visitarte en una fiesta odiada por los dictadores del mal; te pusieron toque de queda a las 11 p.m. para que a nadie se le ocurra correr poco antes de las 12 a.m. o luego de media noche a darte un abrazo para decirte lo importante que eres en su vida y cuánto te ama; te enviaron al desempleo en vísperas de Navidad, por negarte a ser un experimento de transmutación genética y a inocularte grafeno en la sangre, no les importa a los dictadores que tus hijos no tengan cena de Noche Buena, ni un modesto juguete, ni que no tengan qué comer a partir de enero, con tal que se inoculen la vacuna de la muerte, porque si no, “no volverán a la escuela”.

Salieron por todas partes a decirte que eres un irresponsable, egoísta que no quieres cuidar del bien común, te insultaron, te maltrataron, te cerraron todas las puertas, y hasta te regalaron burlonamente por Navidad, unos videos pagados con el sacrificio de los peruanos, donde incitan a nuestro pueblo a odiarte, a discriminarte y echarte, te dijeron: “¡Desaparece! somos los dueños de tu vida y tenemos el poder para desaparecerte.”

Y cuando ves los rostros cínicos de los tiranos, discriminadores y genocidas, con su tono fingido, decir que trabajan por los derechos humanos de todos los peruanos, engañando a los ingenuos con mensajes falsos de “unidad separatista” y “defensa de la salud y de la vida”, no puedes sino indignarte en silencio.

Remonta tu alma y tu espíritu por encima de esas dimensiones oscuras donde se mueven tus opresores, y colócate en el lugar donde nadie te puede quitar lo más precioso de esta vida, entonces encontrarás que no necesitas festejar la falsa navidad de los regalos y las tiendas, sino la verdadera, la que reúne a tu familia en la presencia del Cristo verdadero, de ese niño Jesús que nació en Belén en un humilde pesebre para demostrarnos ahora que su presencia es la única que nos puede traer la libertad y felicidad verdaderas.

La burla se les convertirá en mueca de llanto, porque la Justicia de Dios está a la puerta, y viene por ti a librarte del yugo de tus opresores.

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