Urge un Congreso de la República con Inteligencia Artificial General (AGI)

Hace años, escribí una Columna de Opinión en que planteaba que el Parlamento Nacional debería estar implementado con computadoras, en vez de personas que en vez de legislar como es debido se dedicaban a otra cosa, lo que no ha cambiado, sino que se ha profundizado en corrupción y dejadez de la función pública.

Era 1977, el año en que Deep Blue, desarrollado por IBM, batió a Kasparov en 1997 tras un primer intento el año anterior que finalizó en empate. Con esta victoria, muchos cambiaron su visión de la informática y comprobaron que los límites de esta tecnología aún no se habían alcanzado.

Hoy, amerita hacer una reflexión, donde la tecnología nos brinda la oportunidad de transformar una sociedad y combatir los flagelos que cada día van minando la moral y valores de nuestro país.

Propongo que nuestro Congreso de la República reemplace a los 130 congresistas por Inteligencia Artificial General (AGI), la que tiene las siguientes características y bondades:

La AGI es fuerte y profunda, como una máquina capaz de imitar la inteligencia humana y con una vasta capacidad de acción.

Puede aprender a replicar actitudes para resolver diferentes cuestiones. Eso es lo que la convierte en uno de los modelos más versátiles disponibles en la actualidad.

AGI puede pensar, lo que le permite una comprensión única y no completamente robótica. Así, para cada escenario con el que tiene que lidiar, la solución propuesta es diferente.

Su capacidad de adaptación a diferentes escenarios hace que tenga una actividad de resolución muy cercana a la mente humana. Precisamente por eso ella es considerada una inteligencia mucho más profunda.

Una de las bases de AGI es su estructura teórica. Significa que tiene la capacidad de evaluar y detectar diferentes necesidades, procesos e incluso emociones para actuar correctamente. Esa es una característica única cuando se compara con otros tipos de inteligencia artificial.

Su capacidad de aprendizaje y su nivel cognitivo son muy altos. Eso permite, por ejemplo, moldear el servicio de una empresa según las dudas y necesidades más comunes de la persona de la marca.

Por último, AGI es un sistema capaz de estudiar y comprender a los humanos y lidiar de manera precisa con las interacciones y los comportamientos de los usuarios. Algo que urge en nuestro alicaído Congreso de la República.

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