Vacancia interesada
Vacar a Dina Boluarte fue una apuesta electorera. La derecha que la blindaba la abandonó por su impopularidad, y la izquierda celebró su caída como revancha por distanciarse del eje castro-chavista tras asumir la presidencia postgolpe. El analista José Barba lo sintetizó: “[…] finalmente pudo más la angurria electoral que el orden constitucional. Técnicamente, el Congreso ha dado un golpe de Estado. Los autores deberán asumir las graves consecuencias sociales, políticas y económicas que se nos vienen”.
Todo se ejecutó con prisa y sin una pizca de respeto por la más alta magistratura, la Presidencia de la República, que según la Constitución concentra el máximo poder y autoridad del Estado. Pues bien, la redujeron a una simple silla para cualquiera.
Derecha e izquierda se han desprendido de Boluarte como quien se sacude de la solapa las migajas de un pan con chicharrón antes de entrar a una cuchipanda electorera. Norma Yarrow lanzó una perorata donde dijo algo parecido a que la vacancia era una respuesta al “clamor del pueblo”. Bueno, ese mismo “pueblo” está pidiendo la libertad y retorno al poder del golpista Pedro Castillo, el cierre del actual Congreso y la convocatoria a una asamblea constituyente. Curiosa selectividad auditiva.
El abogado Humberto Abanto dijo en entrevista con Alfonso Baella: “Es una dictadura de votos”. Señaló, además, que la izquierda caviar, que perdió privilegios, es a quien más le conviene dinamitar la institucionalidad y entorpecer las elecciones de abril para recuperar control mediante el caos. El exparlamentario Carlos Mesía escribió en X: “Es inconstitucional porque incapacidad para gobernar no es incapacidad moral permanente”.
Ahora se sienta en Palacio José Jerí (38), un abogado sin trayectoria que, con 11 654 votos, no alcanzó una curul y entró al Congreso como accesitario de Martín Vizcarra, impedido de ejercer cargos públicos. Solo en el Perú, uno a quien nadie eligió lleva las riendas.
El experimentado congresista Víctor Andrés “Vitocho” García Belaúnde sentencia: “No creo que dure. Es un presidente débil y altamente vulnerable”. Y no habla de meses, sino de semanas. Contra José Jerí pesan denuncias por delitos sexuales y de corrupción. Pertenece a Somos Perú, partido dominado por Patricia Li Sotelo —a quien, según Perú21, Jerí llama “mamá”— y que, siempre según ese diario, fue condenada por peculado en 2011 cuando fue alcaldesa de Punta Negra. Diversas fuentes la vinculan, además, con Vladimiro Montesinos y con la apropiación de grandes extensiones de tierras.
El economista Luis García Miró escribió: vacar a una presidenta en campaña no fortalece la democracia, la destruye.
El Perú está exhausto, hastiado, con miedo en las calles y cólera. Ya se convocan marchas para que se vayan todos. No es difícil imaginar un final trágico, la anarquía y un grafiti sobre una pared mohosa y olvidada del Congreso, donde, sin poesía pero con verdad, se lea: “Aquí murió el Perú, asesinado por la ambición de sus elegidos”. Voten bien, caray, y recordémosle al Congreso que no puede hacer lo que le viene en gana.
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