Vallejo en Nueva York
Lo imagino en la prisión saboreando dos palabras: “serpentínica” y “engirafada”. Vallejo de pie, la espalda contra una de las paredes de su celda, tarareándolas como si haciéndolo reposara sobre él la mañana para que la aborde el inquieto bizcochero. El tímpano al acecho de aquella “u” obsesionada por el eco. La escena es plana, sin embargo, el prisionero le entrega otro movimiento: la eleva a un fresco que bien podría ser la reproducción de un Delacroix, acaso el más puntual de los románticos, figurativo y puntual, que desaprendió el neoclacisismo para, como Vallejo con la vanguardia, marcar a los impresionistas.
“Los Heraldos Negros” fue su punto de apoyo, “Trilce” la soga que trenzó para reconstruir la gramática de un lenguaje hastiado de los versos de salón. Celebrar los cien años de “Trilce” nos impone el reto de no bajar la guardia, de tener claro que la poesía es la épica de la reconstrucción. Vallejo tuvo claro que para recuperar el español su propuesta debía apuntar lo universal no en un acto parricida contra la tradición, sino en un movimiento que le permita valerse de sus recursos. Así, desde esas ruinas, erigirlo sin los lastres de la sonoridad que hizo de los modernistas la más dramática representación de lo predecible. La onomatopeya, el rompimiento de sintaxis, los neologismos, apenas fueron herramientas para la reinterpretación de un momento de la humanidad que necesitó de una voz para escribirlo.
Vallejo es fundamental porque con su obra podemos entender el contexto que le permitió entregarse como Poeta: el recién inaugurado siglo XX con genios como Eguren y Valdelomar, en el Perú; una Europa que durante los años que la transitó, caminaron también Huidobro, Neruda, Guillén; la mundialización de las ideas socialistas y la irrupción de la guerra civil española. Su condición de testigo es la lumbre que ilumina su poética.
Hace unos días, el Instituto Cervantes de Nueva York y la Universidad de Hofstra celebraron los cien años de Trilce en un simposio promovido por el poeta peruano Miguel Ángel Zapata; a la cita acudieron María Ángeles Pérez López, Raquel Lanseros, Pedro Larrea (España), Federico Díaz-Granados, Victoria Sur (Colombia), Patricio Ferrari, Mar Russo (Argentina), Bill Fisher, Pepa Anastasio (EE.UU.), Rolando Pérez (Cuba), nuestros nacionales Róger Santiváñez, Mariela Dreyfus, Odi González, Cecilia Podestá y este servidor. “Trilce” cumple cien años, Vallejo también.
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