Venezuela: en busca de una salida

El “chavismo” lleva más de un cuarto de siglo en Venezuela, y como bien sabemos, ha sido y es un desastre. Iniciado por Hugo Chávez y continuado por el inefable Nicolás Maduro, vuelto a reelegirse con evidente y probada trampa a la que, más suavemente, denominan “fraude”.
Como bien se sabe, el chavismo ha convertido a un país que era de los más prósperos de nuestro continente en una nación pobre y desesperanzada, de la que han huido más de diez millones de venezolanos buscando en otros países las oportunidades laborales y de futuro que no tienen en el suyo.
Los peruanos somos testigos de todo ello, pues generosamente hemos acogido a más de un millón de esos migrantes, lamentablemente no todos correctos. No solamente Maduro se ha enriquecido ilegal, ilegítima y delincuencialmente en el gobierno que usurpa al sistema democrático, sino que, además, lo han hecho los secuaces que lo acompañan, sobre todo de la cúpula militar, que es la que lo mantiene en el poder, pese a todos los esfuerzos opositores democráticos liderados por una gran patriota como es María Corina Machado.
En infinidad de países y en el mismo país llanero, se han realizado innumerables marchas y manifestaciones de protesta para impedir que Nicolás Maduro inicie un nuevo período presidencial, pero no se ha logrado. Otros esperaban que hubiese acciones armadas contra el considerado gobierno usurpador, pero ello no se dio por simple prevalencia de la realidad. Las Fuerzas Armadas, en manos de la cúpula militar chavo-madurista, ostentan el poder y son el soporte de Nicolás Maduro.
Muchas otras personas creían que con el rompimiento de relaciones entre Venezuela y otros países, así como las declaraciones efectuadas desde las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, podrían haber hecho desistir a Maduro de sus pretensiones de perpetuidad. Como vemos, estaban equivocados, y no hay que olvidar la prevalencia de la realidad.
Algunos apreciados lectores probablemente se preguntarán qué es aquello de la “prevalencia de la realidad”, y ello significa que, ante los hechos, tanto las razones como los sentimientos poco tienen que hacer. En efecto, lo real es que Maduro y sus cómplices, así como la cúpula militar que lo sostiene, saben que si dejan el poder gubernamental, irán del Palacio de Gobierno al Palacio de Justicia para ser juzgados, sentenciados y condenados a elevadas penas privativas de libertad. Léase claramente: “carcelería”.
En resumen, nadie va a dejar el poder por las buenas para ir a la cárcel. De allí la pregunta resultante: ¿Cómo se podrá salir de Maduro y sus cómplices? Aunque la respuesta no es fácil, es un conjunto de acciones, unas por las malas, como es la sublevación del pueblo llanero, y otras por las buenas, buscando una solución diplomático-jurídica que ofrezca algún tipo de amnistía y, por otro lado, exista un país donde pueda recibir refugio Maduro y sus secuaces.
Hay que intentar actuar en ambas líneas, que son paralelas y que no se excluyen las unas con las otras.

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