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Violencia y más violencia

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Fecha Publicación: 18/10/2024 - 22:30
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Estamos subsumidos en la violencia. Ciertamente no comenzó ahora, sino en la década de los 80 con la aparición del sanguinario grupo marxista-leninista, de pensamiento Gonzalo, Sendero Luminoso. Destruyó al país económicamente, institucionalmente, anímicamente y moralmente. Trajo una insana realidad: un grupo de ONGs de izquierda, mal llamada progresista, se adueñó de la defensa de los Derechos Humanos. Politizaron el tema, desvirtuándolo, llegando a extremos delirantes. Un ejemplo: sendos juicios contra quienes repelieron el ataque senderista de El Frontón y la toma de la embajada del MRTA. Se apoderaron del Poder Judicial, la Fiscalía y la Policía, olvidando que fue la subversión la causante de las muertes y del descalabro. Se llegó a defender lo indefendible.
La corrupción legitima la violencia. A partir del gobierno de PPK a la fecha, la vacancia presidencial como salida a la deshonestidad se volvió un tic, un recurso manido. Paradójicamente, el gobierno prosenderista de Pedro Castillo cayó por sus errores; el Congreso no pudo vacarlo, habiendo razones. La actitud cortoplacista que llevamos en nuestro ADN hace que hoy se pida nuevas elecciones, es decir, sacar de la presidencia a Dina Boluarte cuando falta año y meses. Al inicio de su gobierno, esa consigna costó muertos y destrucción de aeropuertos, instituciones fiscales y judiciales. Se logró conjurar, pero debilitó al régimen y a la figura presidencial.
Luego, la descompuesta Fiscalía entró en acción. Denunció a Boluarte por homicidio. La fiscal Barreto y el policía Colchado, junto con la prensa interesada, la empapelaron con los casos: los Rolex (35 mil dólares, según la acusación), el cofre, ‘Culebra’, los ‘Waikys’, Chibolín y ‘San Ivansiucho’, el nuevo santo peruano de nombre Iván Siucho. Colaborador en los casos de lavado de activos-Chibolín y los Waykis. Detenido traficando oro, confeso delincuente y viajerito, hoy en Bruselas. Cuenta con prensa y con Eficoop. Vaya dupla. El oro todo lo puede. Pero esa mecha no incendiaba la calle, era débil. Hasta que la extorsión se incrementó compulsivamente y también sospechosamente. Con total razón, los transportistas atacados por el crimen salieron a protestar. El paro era contra la coacción, pero incluía la derogatoria, sí o sí, de la ley 32108 contra el crimen organizado, hoy modificada. Esos cambios, ¿detendrán el paro del próximo 23 de octubre?
Resulta improbable. Entre los dirigentes de los transportistas hay militantes ‘antauristas’ y su consigna es adelanto de elecciones. Tras los transportistas están los bodegueros, ‘gamarreros’, sindicatos y sectores afectados. También Sendero Luminoso. Los subversivos ya no tumban torres, hacen política, no tienen antecedentes judiciales. Escuchando un audio de una célula de Chimbote, un ‘compañero’ sostiene que la plataforma del paro del 23 debe ser: “abajo la ley 32108, contra la ley de terrorismo urbano. Si planteamos adelanto de elecciones, cierre del Congreso, restará el respaldo de la ciudadanía. Desarrollemos la coordinadora nacional de lucha y las asambleas. Acumulando fuerzas, canalizamos el descontento nacional, pasando a luchas mayores”.
Ni la extrema izquierda tiene tanta prisa como los termocéfalos y los progresistas en tumbarse a Boluarte. Estos últimos buscan repetir el ‘modo Merino’. La calle depone al gobierno. ¿Y quién viene? El descalabro y el caos. ¿O alguien piensa que será un cambio positivo para el país? Violar la Constitución, gobiernos de dos o tres años, solo es una involución irreversible.

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