Vuelapluma 16
Una tarde del 2015, en su casa de Chaclacayo, el poeta Arturo Corcuera, luego de dialogar con su cuervo, me entregó el último número de la revista Vuelapluma . ¿Ya escribiste tu columna para Expreso? Me preguntó. Sí, pero aún no la envío. Le respondí. “Bueno, y porqué no escribes sobre Vuelapluma ?” Volvió a preguntar. Miré la hora y le dije: debo enviar la columna a las seis, son las 5:40. Arturo me observó y sin quitarme los ojos de encima me dijo: “El periodismo es una lucha cuerpo a cuerpo contra el tiempo”. Entendí el mensaje. Tomé la revista, leí su índice, me detuve en tres artículos, le hice un par de preguntas al poeta, me apoderé como un poseso del teclado y a las seis en punto envié al diario mi columna.
Recuerdo esto ahora que acabo de terminar de leer el número 16 de Vuelapluma y recuerdo a Arturo, su lección de periodismo que asumí como una máxima. Han pasado dos años desde que se volvió uno con su mar de Salaverry, pero su estela permanece. Arturo fundó Vuelapluma para que la cultura tenga un espacio de referencia, un documento físico que deje registro sobre nuestros poetas y nuestros críticos, sobre la pintura, la música, el cine. Lorenzo Osores, su director, el fundador de “El salvaje ilustrado” y cómplice de “Monos y monadas” e “Hipócrita lector”, el artista gráfico y escritor, ha fortalecido el espíritu de su fundador. La revista nos entrega dos conmovedores testimonios sobre Tulio Mora, el implacable y honesto poeta de Hora Zero: Tatiana Berger, su compañera en “Tulio Mora y su árbol de flores azules” nos retorna al corazón del autor de “Cementerio General”, y Jorge Pimentel nos comparte una sentida crónica sobre sus anécdotas y conversaciones con su más cercano hermano total. Escriben Enrique Sánchez Hernani, Luis Freire Sarria, Guillermo Niño de Guzmán, Max Castillo, Rossana Mendoza, Rafael Sender y Alain Fairlie. Gracias, Lorenzo Osores, por sostener este espacio de resistencia.