Y ahora, ¿qué?
El corrupto Alejandro Toledo ha vuelto a la palestra política como el ladrón y mentiroso que siempre fue. El hombre debe haber llegado esta mañana, antes de las ocho de la mañana, flanqueado por dos alguaciles estadounidenses, en un vuelo comercial sin escalas.
La prisión preventiva y su condición de ciudadano extraditado se activarán desde que ese vuelo ingrese al espacio aéreo peruano, según explicó el abogado penalista Miguel Pérez Arroyo, en RPP.
El experto añadió, además, que “una vez que pise territorio peruano no hay posibilidad que pida que lo manden a su casa, va a tener que ir a Barbadillo, supuestamente, y a partir de ahí su abogado podrá pedir un cese de prisión, una variación, a raíz de los datos que se han ido dando como el factor edad o el cáncer que supuestamente tiene”.
Toledo ha solicitado a la Fiscalía no cumplir los dieciocho meses de prisión preventiva en un penal. ¡Como si el muy sinvergüenza tuviese derecho a elegir dónde purgar sus penas! Pero eso no es todo, porque los integrantes de la “nación caviar” que él fundó, cuidó y a la que le entregó el Perú, literalmente, jodió al Perú, la han emprendido contra la Fiscal de la Nación Patricia Benavides.
Esas sanguijuelas que desangraron al Estado quieren que alguno de sus cofrades ocupe la silla de Benavides para que Toledo reciba un trato amable, como si fuese un rosal al que debemos cuidar para que florezca. ¡Por favor!
Toledo y los suyos creen que pueden seguir burlándose de la justicia. Lo que le corresponde es cumplir sus años de condena, si acaso le dieran alguna, en el Fundo Barbadillo donde está injustamente encerrado el octogenario presidente Alberto Fujimori, él sí con cáncer diagnosticado, a quien se le revocó el indulto concedido por Kuczynski. En ese mismo sitio está su compañero de partido hasta 2017, el golpista Pedro Castillo, que la juega de pobrecito hombre andino, tan igual de mendaz que Toledo, pero inferior en inteligencia y carisma.
Posiblemente Toledo pretenda acceder a una confesión sincera para lograr una pena mínima. No devolverá ni un centavo de lo robado y verá a quién le conviene señalar y proteger. El pesetero, de paso, está reclamando a la Corte que vio su caso en los Estados Unidos la devolución de la fianza, de más de un millón de dólares que pagó para ser excarcelado y purgar el arresto con grillete, que le permitía movilizarse dentro de un determinado ámbito, estipulado por el juez.
Lo del cáncer de Toledo fue una sorpresa de último minuto (esperemos que sea otra de sus mentiras). Puede que sea otro argumento para que su abogado diga que el de Cabana no puede pisar prisión. ¿Y el cáncer comprobado que sufre Alberto Fujimori, qué?, ¿eso no importa?
Esperemos que Toledo al menos haga un solo favor: denunciar al caviaraje, a sus lobistas y ministrillos que tanto mamaron del Estado.
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