¿Y Lava Jato?
En su presentación ante el Congreso el premier Bellido mencionó “tolerancia cero contra la corrupción”. La lucha anticorrupción es urgente en el Perú saqueado por las constructoras brasileñas encabezadas por Odebrecht, en contubernio con el denominado “Club (más bien Cártel) de la Construcción”, grupo de privados organizados para robarle a su propia patria.
Ayer a primeras horas de la mañana la Fiscalía, controlada por los caviares, y la Policía Nacional allanaron la casa de Vladimir Cerrón y siete locales de Perú Libre, con permisos para descerrajar, incautar bienes, registrar las viviendas y un largo etc. Algo que huele a persecución con la excusa del caso de los “Dinámicos del Centro”, una investigación ciertamente necesaria, pero y ¿Lava Jato, no?
Coincidentemente ayer el diario ‘El Comercio’, copado también por caviares, apareció a página completa el prontuario de algunos congresistas y ministros del partido del lápiz. Sería interesante una publicación similar del prontuario del delincuente confeso José Graña M.Q. Ese accionista del grupo El Comercio no debutó con Lava Jato, lo suyo viene de largo e incluye una oscura negociación con Montesinos en 2000. Se trata de una prescripción que le salvó de una prisión segura por delitos contra el Estado, nuestra empresa familiar y un sector de su propia sangre. El Comercio no está para señalar a nadie mientras este indigno mantenga acciones computadas para consolidar una mayoría cómplice y de negociado silencio.
En una nota de 2017 el intachable empresario Óscar Rivera, por entonces presidente de ASBANC, escribió sobre ‘Lava Jato’: “Se debe identificar claramente a quienes han transgredido la ley y distinguir a quienes vienen trabajando honestamente por el país. Hay que separar la paja del trigo […] hagamos frente a quienes pretenden bajarnos la llanta del desarrollo”.
La corrupción aplasta esperanzas, sueños y la dignidad de los honestos. Si el gobierno de Castillo pretende dar un honesto vuelco, debería expulsar a las corruptas constructoras; exponer a sus cómplices locales y obligarlos a devolver los millones de sobrecostos, amén de cobrar una multa proporcional al daño económico y moral infligido; y rechazar las migajas a plazos pactada con Odebrecht (que sigue contratando con el Estado). Tampoco tolerar que OAS, Graña y Montero (hoy AENZA) y demás, cobren diariamente e incrementen el costo de los peajes bajo su concesión.
Si -como refirió Bellido- habrá “tolerancia cero” con la corrupción, debería preguntarse ¿por qué los delincuentes de cuello y corbata de Lava Jato siguen libres y las reparaciones civiles impuestas son irrisorias? Graña y Montero, por ejemplo, pagará apenas 480 millones de soles, sí soles, cuando solo en una de sus obras con Odebrecht, el Gasoducto Sur Peruano, se estima un sobrecosto de más de ¡tres mil millones de dólares!
La corrupción es sucia e insultante. Ojalá la “tolerancia cero” sea auténtica y Lava Jato no siga impune.
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