Los dictadores Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, además del socialista AMLO, han sido superados con creces en estulticia por el folclórico mandatario del sombrero y liquiliqui. En la cumbre castrochavista de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) de México, el presidente peruano Pedro Castillo hizo el ridículo al no poder hilvanar siquiera dos ideas. ¡Ni sabe leer bien!
Aaron Salomón
Periodista.
El terrorista Abimael Guzmán, culpable de la muerte de más de 32 mil peruanos, dejó de existir el último sábado en la Base Naval del Callao. Y, a pesar de que la desaparición del genocida provoca cierto alivio, no hay motivo alguno para celebrar.
A estas alturas, no quedan dudas de que la agrupación terrorista Sendero Luminoso está en el Gobierno de Pedro Castillo. Veamos por qué se puede afirmar ello sin caer en ninguna alucinación. Son hechos y no opiniones, los que hablan por sí solos. Gracias, cojudignos.
El Gabinete liderado por el premier Guido Bellido, investigado por apología al terrorismo, terrorismo y lavado de activos, obtuvo finalmente la confianza del Parlamento.
Infortunadamente, aún no alcanzan los votos en el Congreso para la vacancia de Pedro Castillo. A lo sumo, son 79 votos con los que cuenta la oposición y se necesitan 87 para defenestrar al sombrero (los votos faltantes son de los oficialistas de Somos Perú y el Partido Morado).
El dólar ya se halla en 4.11 soles, aproximadamente. Esto quiere decir que nuestra moneda vale cada vez menos y que, por consiguiente, podremos comprar menos productos con ella. Así, para sorpresa de los cojudignos que querían algo “nuevo”, inicia el Gobierno comunista del binomio Castillo-Cerrón.
Después de varios días de reflexión –y de conversar con un rosario de expertos en la materia–, puedo afirmar con convicción que el Congreso debe rechazar el voto de confianza al gabinete ministerial liderado por Guido Bellido.
Es preocupante lo ilusos que pueden llegar a ser algunos congresistas de la oposición al pensar que Pedro Castillo renunciará a su propuesta de cambiar la Constitución a través de la instalación de una Asamblea Constituyente.
Finalmente se consumó el fraude en mesa y el profesor rural Pedro Castillo fue proclamado el lunes como presidente electo por el jurado que lidera el comunista -y defensor de terroristas- Jorge Luis Salas Arenas. La asunción de Castillo era inminente, pues el JNE rechazó comparar las firmas de las actas de sufragio con la información oficial del Reniec.
La investigación iniciada por la Fiscalía -que dirige momentáneamente Pablo Sánchez por las vacaciones de Zoraida Ávalos- contra los congresistas que decidieron continuar con la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, desoyendo así a la jueza suplente Soledad Amparo Blácido Báez que ordenó suspender el proceso, solo es un indicio más de que estaríamos en medio de una dictadura
Si estuviésemos bajo el manto sagrado del imperio de la ley, estaría meridianamente claro que toda reforma constitucional -parcial o total- debe pasar indefectiblemente por el Congreso de la República. Pero no es así.
El vacado expresidente Martín Vizcarra tuvo el tremendo desparpajo de registrar para la posteridad su inoculación contra el coronavirus con el antídoto de Pfizer, a pesar de que anteriormente había recibido irregularmente dos dosis del suero chino, que, como ya es evidente a estas alturas por el caso de Bahréin, no sirve como quisiéramos (y menos aún para las nuevas variantes).
Hemos sido testigos en las últimas semanas de multitudinarias y pacíficas manifestaciones de peruanos que exigen que se respeten sus votos emitidos en la segunda vuelta electoral.
Los caviares han emprendido una torpe operación para que el candidato presidencial por Perú Libre, Pedro Castillo, cometa un parricidio y deseche a Vladimir Cerrón, de modo que, si el “maestro” llegase a la presidencia, este pueda gobernar con el equipo técnico de Verónika Mendoza. ¡Quieren “blanquear” al profesor!
No sé, al momento de escribir esta columna, quién vaya a ganar las elecciones. Es importante, eso sí, seguir denunciando las irregularidades presentadas durante la votación del domingo.
El debate presidencial en Arequipa del último domingo dejó absolutamente claro que, de llegar a la presidencia Pedro Castillo, el Estado se meterá hasta dentro de tus sábanas. “El Estado debe controlar a la población y al mercado”, exclamó -sin chistar- Castillo en la polémica que sostuvo con Keiko Fujimori.
En las marchas de noviembre del año pasado en contra de un supuesto golpe de Estado perpetrado por el Parlamento al vacar constitucionalmente al expresidente Martín Vizcarra, la etiquetada “generación del bicentenario” aducía que su movilización no era a favor del lagarto, sino por la democracia (¿?).
El próximo 6 de junio será la primera vez en mi vida que votaré por alguien apellidado Fujimori. Iré con la camiseta de la selección peruana de fútbol a mi centro de sufragio y marcaré la ‘K’ de Keiko Fujimori sin chistar. Estoy totalmente convencido de que Fuerza Popular es la opción democrática frente a la amenaza de la dictadura comunista que Pedro Castillo y Vladimir Cerrón encarnan.