ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

César Campos R.

Imagen

Periodista Profesional y colegiado, egresado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Con más de 35 años de experiencia como director y editor de diversas publicaciones nacionales, director y productor de programas radiales y de TV.

Agota predicar en el desierto para quienes carecemos del temple sagrado de un Juan Bautista o la entereza de algunos verdaderos líderes mundiales que avizoraban el porvenir antes de hundirse en el fango de las coyunturas.

Al margen de las diferencias ideológicas y marcados por el agobio de la dictadura militar que nos gobernaba en ese entonces, perforando el conjunto de las máximas aspiraciones sociales y democráticas, mi generación salió a las calles e hizo sentir el peso de su protesta. Universitarios o no, abrazábamos los cánticos de habla hispana que nos identificaran sin banderas políticas.

Vengo participando 20 años en PERUMIN y más de una década en EXPOMINA, las dos convenciones y ferias mineras de mayor relieve en nuestro país.

Cito de manera permanente una frase común a ese gran político y académico que fue Luis Alberto Sánchez (el próximo 12 de octubre se conmemoran 125 años de su nacimiento), quien —a despecho de su propia limitación visual— exclamaba: “Dios ciega a los que quiere perder”.

El atroz asesinato del joven activista conservador Charlie Kirk en los EE. UU. relativizó la semana precedente en la región latinoamericana la no menos impactante derrota del partido del presidente Javier Milei en las elecciones legislativas locales de Buenos Aires, provincia que concentra un tercio del electorado gaucho.

Resulta muy interesante el análisis formulado por Urpi Torrado, CEO de Datum Internacional, hace algunos días sobre un estudio de Worlds View Survey de la red WIN respecto a lo que enoja a los peruanos.

En algún momento de nuestra historia política reciente, y forzados por los guiones mediáticos que aparentan la defensa del interés público, se han impuesto en nuestro país condiciones limitantes al accionar de presidentes, ministros, funcionarios, parlamentarios, gobernadores o alcaldes cuya esencia me parece absolutamente deplorable.

Si pensamos nuestro destino como aldea o comarca, hay razones suficientes para inquietarnos pese a tener los mejores índices de crecimiento económico de la región (solo en junio 4,52 %, la tasa más alta en lo que va del año) y la inercia popular que da la espalda a grandes algaradas de protesta aunque otorgue menos de 5 % de respaldo al gobierno y al Congreso.

La infeliz e insensata disputa territorial con el Perú que ha generado el presidente de Colombia, Gustavo Petro, no solo mortifica por su base disparatada y oportunista (la prédica patriotera siempre rinde algún fruto en nuestra tierra latinoamericana, sobre todo cuando los gobernantes pierden el afecto popular), sino también porque ahonda una fractura entre dos naciones plenamente hermanadas h

Es natural que nos incomode la nariz metida en nuestros asuntos por parte de naciones y entidades extranjeras cuando se fuerzan motivos o argumentos que pretenden justificarlo. La soberanía no solo implica defender la integridad del territorio donde nacimos y tenemos vínculos de sangre.

Bajo amenaza de distintas movilizaciones de protesta (impulsadas, como es obvio, por diferentes agendas de cuestionamiento), la presidenta Dina Boluarte dará mañana el último mensaje obligado y previsto por la Constitución con motivo del aniversario de nuestra independencia.

Fui lo más claro posible en el comentario plasmado la semana pasada en esta columna respecto al camino que debía tomar el gobierno sobre la minería informal.

Desconozco, hasta el momento del envío de la presente columna, si la “tregua” (término que cabe en una circunstancia bélica pero no en una contingencia política o social) de 24 horas anunciada el viernes 11 por el presidente de la Confederación Nacional de Pequeña Minería y Minería Artesanal (Confemin), Máximo Franco Bequer, a fin de suspender las protestas y facilitar la instalación de una mes

La semana que fenece tuvo como noticia político-electoral la supuesta consagración de una alianza de cinco agrupaciones para los comicios del 2026.

No ha sido una paradoja que la semana fenecida haya empezado con la aparente victoria de la señora Delia Espinoza sobre Patricia Benavides en la puja por la titularidad del Ministerio Público (gracias al solícito alumno de IDL-Justicia Viva, el juez Segismundo León y su írrita resolución mediante la cual suspende a esta última) y culminado con el fracaso estrepitoso del fiscal Germán Juárez Ato

Irrita muchas veces que el concepto “política” se reduzca al ámbito de las pugnas, escándalos, destapes y vigilias como la protagonizada esta semana por la fiscal suprema Delia Espinoza, acto farandulesco muy común en la exalcaldesa de Lima Susana Villarán. Tiene la misma factura y los mismos asesores que lo recomiendan.

Los 62 congresistas que decidieron otorgarle sin preámbulos el voto de confianza al gabinete Eduardo Arana han humillado al país. Corroboraron, una vez más, el profundo desprecio que sienten por la dignidad ciudadana, el rol básico de fiscalización al Ejecutivo y su fácil como sospechosa entrega a un escenario de mutuos favores políticos.

La agria disputa entre los otrora amigos Donald Trump y Elon Musk tiene muchas dimensiones y consecuencias desconcertantes. El mundo entero la sigue en su nivel más primario, que es el quiebre de coincidencias respecto a la reducción del gasto estatal y el proyecto de ley fiscal aprobado por el gobierno de los Estados Unidos.

PUBLICIDAD