Lo conocí en 1999 cuando en Quillca todavía alumbraba el misterio de los poetas. Propietario de un sarcasmo que le valió más de un adversario, su poesía empezó a leerse en los setenta cuando Lima fue tomada, para la literatura, por Hora Zero, La Sagrada Familia y Estación Reunida.
Harold Alva
Escritor, editor y analista político. Ha publicado una veintena de libros, entre los que destacan Lima: la épica del desastre (2012) y Ciudad desierta (2014). Dirige los Seminarios Abiertos de Formación, Editorial Summa y el Festival Internacional de Poesía Primavera Poética.
La pandemia que nos distanció físicamente, nos unió fraternalmente. El mundo que hasta hace unos meses era ancho y ajeno, se tornó un escenario al que podíamos recorrer gracias a un enlace que nos reuniría con su grandeza: la extensión se convirtió en un pretexto para la comunión.
“Sé que en este viaje llevas el corazón hecho pedazos.” Reza el verso del primer poema del libro que abre “Los éxodos, los exilios” (Fondo Editorial de la Universidad San Martín de Porres), de Alfredo Pérez Alencart, el poeta peruano radicado en Salamanca. Detengámonos aquí. Reflexionemos sobre esa primera señal. “Sé”. El poeta es consciente del dolor. “En este viaje”.
Quizá esta historia empezó cuando era niño y mi padre nos llevó a vivir al campo; a un desolado, pero hermoso paraje donde pronto olvidamos el sabor del pan, la textura de los embutidos, el agua potable, la luz eléctrica, los modales en la mesa, los hábitos que nos exige la etiqueta.
Hace unas horas, en un panel conformado por Willy Del Pozo, presidente de la Cámara Peruana del Libro, y Leydy Loayza, decana del Colegio de Periodistas de Ica, invitados por la gerencia de educación y cultura de la Municipalidad de Jesús María, conversamos en torno a los retos del ecosistema del libro frente a la virtualidad.
La primera noticia que tuve sobre poesía ancashina fue gracias a la antología “Los nuevos” (Editorial Horizonte, 1967) del crítico Leonidas Cevallos, donde aparecieron poemas de Julio Ortega, el poeta nacido en Casma en 1942. Yo tenía catorce años y la inquietud de quien siente el golpe encriptado que llega con el lenguaje.
En junio, cuando empezamos el lanzamiento de la Colección Iberoamericana de Poesía Primavera Poética, publicada por el programa Lima Lee de la Gerencia de Educación y Deportes de la Municipalidad de Lima, sabíamos que para cumplir el objetivo de dialogar con los 64 poetas de 17 países, dependíamos de su disposición para asistir al fortalecimiento de esta nueva fraternidad como respuesta a un mo
Dialogar con él era como ingresar a una clase de historia. Lo conocí gracias al sociólogo chiclayano Víctor López García, en el Club Terrazas, en uno de nuestros desayunos de trabajo. Escucharlo era aprender sobre el arte de capturar el tiempo. Ricardo Cervera Niño, ex director del diario “El Ciclón”, fue un gran conversador.
El 15 de agosto Piura celebró los 488 años de su fundación, por ese motivo, la gerencia de educación y cultura de la municipalidad provincial, organizó un ciclo de conferencias dedicadas a su literatura. Por supuesto, la primera fecha fue en homenaje a Marco Martos.
¿Por qué no escribes tus propios poemas? Preguntó Santiago Medina, mi profesor de literatura. Año 1991, Cañaveral, Casitas, Tumbes. Más que una pregunta, sentí que me lanzó un reto. Yo que ya venía escribiendo, desde 1987, saqué de mi mochila un cuaderno y le dije: “Aquí tengo algunos”. La expresión de mi profesor fue de sorpresa.
2Ayer, sábado 8 de agosto, se realizó el “Festival Artístico Virtual por los Pueblos Indígenas: Imaza contra el Covid-19”, una intensa jornada en solidaridad con los pueblos de Amazonas. Todas las donaciones recaudadas en el evento benéfico irán a la compra de medicamentos y la adquisición de una planta de oxígeno para Amazonas.
Cuando empezaron a ejecutarse las medidas para protegernos de la pandemia, la primera reacción fue el miedo, el temor a la exposición contra un enemigo invisible.
La pandemia logró cerrar aeropuertos, centros comerciales, detuvo el movimiento de las industrias; acciones que fueron necesarias para evitar la propagación del virus, de los contagios: nos confinó rodeándonos de miedo e incertidumbre, sin embargo no logró detener el paso de la poesía, no pudo amurallar la necesidad de izar banderas en todos los países del mundo donde la poesía continúa abriénd
Yo llegué a Cañaveral cuando tenía diez años. A la entrada, la bienvenida era extraña: un enorme cementerio anunciaba que no eran pocos quienes estuvieron antes que nosotros. Allí aprendimos a identificar relacionando a las personas con sus hijos, cónyuges o padres.
A diario somos testigos de denuncias contra alcaldes y gobernadores que, en lugar de hacer lo que les toca frente a la crisis mundial por la pandemia, se aprovechan de las partidas entregadas por el gobierno, autoridades que fallan por comisión o por omisión cuando el cargo les quedó grande y no atan ni desatan, sino que exponen a la ciudadanía, al caos, al desorden, a la desidia.
El 6 de julio se “celebra” el “día” del maestro. La palabra es un decir porque me resulta imposible imaginar que en un país como el nuestro, celebremos realmente a los maestros.
Según el diccionario la palabra “robar” es utilizada para definir la acción de apoderarse de algo que le pertenece a otra persona y que por lo general, se recurre a la violencia física para intimidar al dueño del bien. Lo que ha sucedido en el “acuerdo” con las clínicas es un robo.
Mañana, en alianza con la Municipalidad de Lima, su gerencia de educación y deportes en la persona de Juan Pablo De La Guerra, el programa Lima Lee, dirigido por el escritor Alex W.