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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

Realmente decepciona contemplar tanta simpleza, tal insignificancia, incluso necedad –y hasta tontería– de quienes votaron de manera masiva en los comicios de 2016 por los partidos que representan al centro derecha peruano: Apra, Acción Popular, PpK y Fuerza Popular. En conjunto representaron al 72 % de los votos nacionales.

El corrupto socialismo sudaca –ataviado como espadachín de la lucha anticorrupción y representado por una mafia de ONG, medios periodísticos vendidos al oficialismo y los integrantes de este fallido régimen Vizcarra– ha pisado el acelerador para consumar el siniestro plan de consolidar su poder vía un golpe de Estado, patrocinado por el propio presidente Martín Vizcarra.

¿Por qué preocuparse de reformar la Justicia si al final del día el IDL -y el resto de la mafia progre-marxista que ocupa palacio- será el ente que imponga a jueces y fiscales bajo la dictadura de un bulldozer mediático -dirigido por el IDL y fiscalillos que operan de la mano de la Divac- que ha sustituido al viejo servicio de Inteligencia operado por Montesinos?

La ciudadanía es muchísimo más inteligente que este envilecido neoperiodismo del cual vienen nutriéndose unos grupos mediáticos fácticamente en quiebra económica. Clanes desesperados que han hipotecado su línea editorial al oficialismo a cambio de recibir un subsidio mediante la corrupta publicidad estatal.

Concluíamos nuestro comentario de ayer señalando que “Toledo, Humala, Kuczynski –y su accesitario Vizcarra– han pauperizado de manera por demás canallesca al Perú. Es más. Van tres exmandatarios ya imputados por haber participado en este festín de macrocorrupción que ha desmantelado nuestra sólida economía. Hasta ahora, probadamente Toledo ha recibido US$ 35’000,000 de Odebrecht.

Una mafia de asaltantes ha diezmado la economía nacional, retrotrayéndonos a esa ruina que produjo el letal cuarto de siglo de políticas socialistoides que acabó en 1990.

Apremiado por culpar al Apra y Fuerza Popular de toda la trama de corrupción armada por empresas como Odebrecht, su consorciada Graña y Montero, politicastros como Toledo, Humala, PPK, e innumerables ministros, burócratas, ganapanes, periodistas y empresarios venales que han estafado por millones de dólares a los peruanos, el fiscal Rafael Vela Barba cayó en su laberinto labrado alrededor de de

Concluíamos nuestro comentario ayer con esta consigna: “El poder peruano está tan podrido que, por instinto de protección, produce pactos infamantes, traicioneros como este entre Odebrecht y la Fiscalía”.

Un amigo, siempre bien enterado, comentaba que ya están en Lima los vagones para la Línea 2 del Metro. Han costado US$500 millones. Sin embargo el primer tramo del Metro 2 iniciará operaciones a finales del 2021. El resto, recién en 2024. Vale decir, cuando los vagones estén no sólo oxidados sino obsoletos. Hay mas. El presupuesto por kilómetro lineal del Metro capitalino es US$160´000,000.

La tontería es el común denominador en los actos de la lamentable gestión Vizcarra. No hay circunstancia en que alguna decisión de este gobierno haya dado resultados favorables para el país. Menos aún, para su sufrida sociedad. Todas están signadas por la improvisación, la precipitación, la negligencia la prepotencia, la arrogancia y la irresponsabilidad.

El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ICIJ trabaja hace meses con periodistas de diez naciones, analizando los registros contables de “la caja 2” de Odebrecht. Recordemos. En diciembre de 2019 el Departamento de Justicia de EE.UU.

Ahora resulta que el presidente postizo Martín Vizcarra no solo pretende cambiarnos el 20 % de la Constitución, sino asimismo embutirnos el gas natural boliviano, después de que Evo Morales –chavista y por tanto simpatizante del dictador Velasco Alvarado, como Vizcarra– entrase en trompo tras que Argentina y Chile decidieran cancelar sus compras de gas a Bolivia.

Entre arremetida y arremetida contra el Congreso, el presidente Martín Vizcarra halló la forma arcana de cambiar la Constitución mediante simple trámite parlamentario.

Las sociedades forman estados para organizarse como naciones y convivir en orden, paz y progreso. Para garantizarlo, el pueblo soberanamente aprueba una Constitución que será la Ley de Leyes sobre la cual las autoridades elegidas por la ciudadanía se basen para gobernar, so pena de ser denunciadas por delito constitucional en caso incumplan el mandato de la Carta Magna.

La economía continúa estancada, camino al cataclismo. Salvo que ocurra un cambio de timón en este gobierno que apremia el golpismo y la ideologización del país, como se lo ordena la progresía marxista o neovelasquista. Clan ligado a intereses foráneos financiados por una potentísima sociedad internacional que integran, entre otros, el inefable George Soros.

La táctica del oficialismo progre-marxista consiste en empoderar a un Martín Vizcarra como gobernante popular.

Al día siguiente que en un noticiero apareciera la encargada de Radiología y Rayos X del Hospital Loayza –del Estado– declarando que “hace semanas no brindan servicio por falta de presupuesto”, la impresentable ministra de la Mujer (¿por qué no de la Familia, si tanto cacarea la inclusión?) dilapidaba S/ 225 mil en mandilitos rosaditos para colocárselos a la alta oficialidad del Ejérci

Hagamos un ejercicio hipotético. El Gobierno quería concentrar el lodo de la corrupción en el fujimorismo y el Apra. Igualmente estaba interesado en blindar a las corruptoras Odebrecht, OAS, Andrade Gutierrez, etc., como a sus consorciadas locales Graña y Montero, ICCGSA, etc.

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