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Mariella Balbi

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Que los comandos de Chavín de Huántar y del Grupo Especial de Inteligencia de la Policía Nacional de Perú (GEIN) fueran vetados del desfile militar del pasado 29 de julio fue un vejamen propio del gobierno de Pedro Castillo. Se trata de unidades de élite de nuestras fuerzas del orden y cuentan con el reconocimiento mundial y el de todos los peruanos.

Esa pertinente pregunta la planteó una persona de escasos recursos, proponiendo una cifra: 50 mil soles. Cálculo errado ciertamente porque la interrogante aún no encuentra respuesta. Es una tarea pendiente para los financistas y para aquellos que conocen del paso del dinero en el Estado.

Mientras Pedro Castillo y su banda delincuencial hacen desaguisado y medio –incumplen las leyes, roban descaradamente, obstruyen a la justicia–, los demócratas buscan una manera legal de sacarlo del cargo. Lo irónico y a la vez ridículo es que la figura de la vacancia por incapacidad moral no procede. No porque no haya pruebas fundadas, sino porque hay parlamentarios corruptos en el Congreso.

Durante la campaña electoral, Pedro Castillo se presentó con orgullo como rondero. Muchos conocían la violencia de estos grupos, afincados principalmente en Cajamarca, Lambayeque y Piura. Lo confirmó el reciente secuestro de periodistas que informaron sobre la actuación ilegal de la “cuñada-hija” de Castillo en el cajamarquino distrito de Chadín.

Cuentan quienes lo han visto que un chicotazo de los ronderos de Cajamarca revienta la piel del ‘castigado’, dejándola en carne viva. No requiere mucha imaginación lo que sería el impacto del amenazador machete. El equipo de prensa de ‘Cuarto Poder’ que fue secuestrado por los ronderos de Chota no padeció este arbitrario abuso físico, pero sí fueron intimidados de manera brutal.

La mayoría de los peruanos está expectante de que Pedro Castillo deje de una vez por todas el poder, y sea juzgado y condenado. Es un clamor popular al cual se han unido incluso quienes equivocadamente votaron por el profesor mentiroso y trafero. Que la gente de la izquierda progresista reconozca su error coadyuva a que salga de Palacio muy pronto.

El Perú está patas arriba. La corrupción va rauda y campante por todas las instituciones del país. Está en el Ejecutivo, encabezado por Pedro Castillo, jefe de una verdadera organización criminal nunca antes vista en nuestra historia republicana. Los ministerios se convirtieron en descaradas agencias de empleos y festín de contratos donde la ‘coimisión’ arrasa.

Embarrado en la corrupción, incluso antes de asumir su mandato, la gestión Pedro Castillo Terrones tiene cada vez menos aprobación. Por la prensa independiente hemos ido conociendo cada pillería de este régimen. El asunto va in crescendo.

La elección de una nueva mesa directiva en el Congreso está a la vuelta de la esquina. Actualmente la conforman miembros de la oposición democrática, aunque esto tiene sus bemoles. Los partidos Acción Popular (AP) y Alianza para el Progreso (APP) albergan a parlamentarios tránsfugas, de alquiler, hipotecados, traidores; como quiera denominarlos. Es una repelente y dura realidad, pero es así.

El 20 de julio de 2018 Pedro Gonzalo Chávarry juramentó como fiscal de la Nación. Previamente las ONG, digamos ‘caviares’: Transparencia, IDL, Proética, hicieron una intensa campaña mediática para que este magistrado no asumiera el cargo, pese a que fue un acuerdo de la Junta de Fiscales Supremos.

Que Pedro Castillo Terrones es incapaz, que no tiene condiciones ni conocimientos para gobernar nuestro país es algo obvio. Dice tonteras como: “Yo no quiero un medio ambiente, la (sic) quiero completo” o: “una convención es cuando sales convencido de algo”. O aludir a la “guerra entre Croacia y Rusia” cuando hay miles de ucranianos asesinados por el ejército ruso.

La denuncia de la cuzqueña Jackeline Zúñiga contra su expareja Daniel Abarca, exasesor de Mincetur, por haber enviado sus fotos desnuda al expremier Guido Bellido, integrante de Perú Libre, el partido de gobierno, no debe ser olvidada. Fue sumamente grave y repugnante. Además nos ilustra de cómo se maneja el poder en Perú Libre, a través favores carnales.

El domingo pasado conocimos casos de corrupción que se suman a la retahíla de robos escandalosos, mafias inaceptables y organizaciones criminales varias patrocinadas por el régimen de Pedro Castillo Terrones. “Donde se aplica el dedo, salta la pus”, la purulencia de “no más pobres en un país rico”. Rico para saquear.

El rumor del cierre del Congreso es fuerte. Esta semana se revisaron las mochilas de visitantes a la bancada de Perú Libre (no a un congresista) encontrándose volantes y banderolas con el eslogan: ‘Cierre del Congreso’. Insólito. Ya Vladimir Cerrón anunció que, de no aprobarse el mamarracho inconstitucional de proyecto de ley para decidir, por referéndum, una Constituyente, tenían un plan B.

Según la Real Academia de la Lengua Española –idioma que desconoce Pedro Castillo Terrones, pese a ser maestro y no ser quechuahablante–, el adjetivo ‘ridículo’ tiene dos acepciones: 1. Que por su rareza o extravagancia mueve o puede mover a risa. 2. Escaso, corto, de poca estimación.

Cuajone, una de las empresas mineras más importantes del país, lleva 46 días paralizada. En un sabotaje bien montado, los comuneros de la zona decidieron cortar el agua que abastece al complejo productivo, afectando no solo la producción, sino también a 5,000 trabajadores con sus respectivas familias, el funcionamiento del hospital y otros servicios.

“Lango lango está colgando. Mira mira está mirando. Si Lango lango se cayera, Mira, mira se lo comiera”. El dicho cae como anillo al dedo a la precaria situación que vive el mandatario Pedro Castillo Terrones, quien nunca, en estos nueve larguísimos meses transcurridos, llegó a la categoría de presidente. Según se sabe, ha asistido a pocos consejos de ministros.

Nadie duda de que el gobierno llegó al poder para robar. Era el principal objetivo, demostrado con latrocinios propios de grandes rateros. No olvidar que las elecciones las ‘ganó’ con fraude un frente de extrema izquierda. La ideología que abrazan es proclive al senderismo y al castrismo. Esto explica el porqué de tanta rapiña.

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