ÚLTIMA HORA
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Sixto Sarmiento

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Escrito con la fuerza de la delicadeza, escrito siguiendo orden estricta del procedimiento para abrir y cerrar los ojos en esta invasión llamada nueva normalidad. En suma, escrito para armarse y enfrentar los oscuros amaneceres. Eso descubro en Horarium, el último poemario de Vanessa Deacosta.

Bello poemario de Luz Ramírez Ojeda. Su lectura nos abre las puertas de un estante lleno de versos para arropar las maravillas cobijadas en el corazón.

Miguel Pedro López Sanz, a quien conocíamos como ‘Figurita’, caminaba cámara en mano, de pueblo en pueblo por todo el país. En la bella y señorial ciudad de Huamanga, lo veíamos de portal en portal, de balcón en balcón. Todos pensaban que era un turista más. Pero no, a pesar de ser español, se hizo 100% ayacuchano.

Mientras la ciudad duerme, anónimas personas, con los ánimos envidiables, en silencio, se ponen al hombro la enorme responsabilidad de preparar la ciudad para que amanezca presentable, limpia de desperdicios que usted y yo dejamos sobre las calles: son nuestros trabajadores de limpieza. Son nuestros héroes que libran una batalla con la poderosa arma de su humildad.

Desde el pasado 6 de abril, nuestro querido Víctor José La Chira Acevedo, a quien con cariño lo llamábamos JOLA está declamando hermosos versos para diosito, quien emocionado aplaude de pie. Disfrutaba cuando había alguien deleitándose con tu talento, sin importarle la audiencia.

Querido diario: te pido disculpas por revelar algunos detalles de nuestro secreto. Como verás, me siento apenado. Cuánto extraño los días lunes, la formación general, entonar el himno nacional, las oraciones que elevamos a la patrona de nuestra escuela y a papá diosito.

Cómo de injusta es la vida que hace que estos días sean tinieblas que solo traen dolor. El viejo José, del que heredaste sus sueños y su don de servir a la gente y a su pueblo, te llamó el día de su cumpleaños.

Muchos tuvimos el privilegio de tener una niñez con un mundo lleno de fantasías. En casa, en la escuela y en la comunidad, fuimos cautivados por relatos que nos transportaban a mundos que lo soñábamos como nuestros. Desde entonces, hice causa común con los más débiles, todos de corazón gigante, porque me sentía y me siento uno de ellos. Así llegué a valorar las fábulas.

Pequeño cuento escrito para niños, original y entretenido. “Una historia de dos bestias”, de Fiona Roberton, narra dos veces la misma historia pero con dos protagonistas distintos. En la primera parte, una niña narra cómo rescata del bosque a una extrañísima bestia, con la humana intención de protegerla porque la considera que está desamparada.

Su exitoso camino lo inició en un modesto taller que ahora lo encontramos imponente: es una moderna planta donde gerencia a un motivado equipo de colaboradores. Al inicio, su equipo de trabajo lo conformaron él y sus sueños y su soporte fue su familia. A estas alturas de su consolidado éxito esas premisas no han cambiado. Thomas A.

Camina, con la mirada proyectada al horizonte, buscando a alguien que la pueda contemplar como al capullo de una rosa. Trabaja sin cesar, incansable, sin importarle el horario ni el clima, exponiéndose al peligro. Se le ve, al sur de Lima, barriendo las aceras de la avenida Pachacútec. Es una habitante de la calle.

Es una colección de historias narradas con la destreza, crudeza y gracia, propias de la cultura popular. En esta obra, Saturnino Ayala Aponte (Huanta, Ayacucho) nos transporta a vivenciar experiencias únicas, ambientadas en escenarios vivos que contrastan con una ciudad que parece haber nacido ciega y muda.

Es una historia muy corta escrita por Oscar Wilde, conmovedora y llena de moralejas. Escrita con un lenguaje fascinante, entretenida, donde el autor transmite, con mucha pulcritud, nobles sentimientos y nos transporta desde la realidad hasta la ficción. Mientras nos entretiene, desarrolla el cauce de una lección de vida en su inesperado final.

Los primeros días decembrinos llegan cargados de esperanza. En los Andes, llegan aromando a la fértil tierra que espera ansiosa la visita de la fresca lluvia. En estos días, los campos de cultivo son apenas partecitas de un corazón que solamente intenta brotar y palpitar como el dolor de la tierra o como la noble semilla cuando decide convertirse en una nueva vida.

En estos tiempos difíciles, cuando todavía seguimos encerrados, esperando la milagrosa vacuna que nos salve de esta pandemia, no debemos encerrar nuestros corazones y mentes. Es tiempo para concebir la imaginaria vacuna que nos permita viajar y soñar con mundos diferentes, con escenarios que maravillen nuestras mentes.

En el marco de los Juegos Olímpicos de Alemania, el 8 de agosto de 1936, ocurrió uno de los hechos históricos más importantes para el deporte peruano.

De niño, acompañando a mamá, asistía muchas veces a la iglesia de mi pueblo, en Lucanas, al sur de Ayacucho, íbamos muchos niños, jóvenes y personas mayores. En cada una de las celebraciones religiosas cantábamos a viva voz en quechua.

Los parques de mi ciudad tienen más inauguraciones que árboles, los encuentro agonizando, enfermos, implorando un poco de vida, un poco de aire fresco y algo de libertad. Son cárceles de deshojados árboles y de campos abandonados, donde reinan la pampa pedregosa y la dañina tierra sucia. ¡Tremenda es la tragedia!

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